domingo, 2 de enero de 2022

Planes y promesas de año nuevo (51/365)

El primer día del año no cuenta. El segundo, es para hacer las listas de las cosas importantes, los planes y las promesas.

Las cosas importantes son cada vez menos, pero más importantes: la resistencia a la tiranía de las relaciones y los lazos; la rebeldía de un amor transparente que nos haga bien; el coraje para pronunciar mi verdad y llevarla encima como una cicatriz. Los planes, son los mismos desde hace años: inventarme una vida que le haga bien a mi cuerpo, a mi mente, a mi corazón. Sentirme en casa en el infinito. 

Y las promesas, que siempre rompo y que siempre renuevo, son las que te regalo esta noche como un adorno precioso que puedas poner en la cajita de tus tesoros:

Te prometo un cuerpo feliz que te abrace y te acaricie de todas las formas posibles; que sea fiesta, que sea casa, que sea árbol antiguo y montaña. Un cuerpo fuerte que te sostenga, al que puedas aferrarte en el atardecer de tu corazón. Un cuerpo inquieto que cambia y se transforma, que se hace pequeñito para caber en tus manos, que se hace infinito para que lo recorras. Te prometo un cuerpo transparente, sin maquillajes ni postizos, un cuerpo marcado por la pena y madurado en las barricas jubilosas del amor. 

Te prometo tiempo. Todo el que quieras, el que necesites, el que tú no tengas. Tiempo para esperarte, para escucharte, para aguantar a tu lado lo que haga falta. Tiempo para hacer las cosas de nuevo, para empezar las historias de cero, para ver pasar el mundo en silencio, para hacer caber en un instante todo tu anhelo, tu culpa y tus victorias.

Te prometo cosas bellas. Mis libros, las canciones, la comida recién hecha en la mesa, algo caliente entre tus manos. Te prometo sonreír y aprender cosas de las que podamos charlar, cosas que hagan brillar tus ojos y que te hagan estallar en carcajadas. Te prometo ver las películas que te gustan y visitar a los parientes que te aman. Siempre que vengas habrá flores en la mesa y verás mi amor, en duraznos jugosos, coronando las tortas y las galleticas. 

Te prometo mantener limpia mi casita interior para que te sientas a gusto cuando vengas a visitarla: las ventanas abiertas, los espejos sin manchas, el jardín floreciendo en cada estación. Te prometo avisarte cuando las tuberías se rompan o el moho consuma las paredes de los sótanos; voy a pedirte ayuda y haremos las reparaciones en compañía. Voy a encender la chimenea en las noches y poner velitas de aroma en las habitaciones para que, aunque todo sea oscuro, estemos tranquilos hasta que vuelva la luz. 

Te prometo el sol de mi pecho atravesando el mundo para calentarte, para hacer amanecer tu alegría, para que veas con claridad mis manos que te dibujan. Te prometo, cuando me mires, el silencio con el que la luna se hunde en el océano. 

Te prometo, más que nada, levantarme temprano todos los días y esforzarme con devoción por cumplir estas promesas. Te prometo mi sangre y mi sudor por hacerte la vida más simple y más suave. Te prometo que construir felicidad para los dos es la felicidad del universo entero. Felicidad que sea solo mía no es felicidad. 

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