lunes, 26 de febrero de 2018

10

Busco en las alacenas lo que queda después del miedo.

Cuanto desasosiego y vacío cuando la luna se empieza a llenar de silencio,
todo mi cuerpo, parte por parte va temblando al sonido de tu nombre.

Busco y no encuentro.

Las ciruelas maduras no saben a lo que solían,
no me escurre por la garganta la miel de la vida.
Está seca la boca sin poder decir las palabras que corresponden al duelo.

Voy armando los pedacitos de mi corazón roto
con la esperanza de que brillen al sol convertidas en algo bello.
Una de esas cosas bellas que mi amor sabe hacer,
una de esas cosas que está aprendiendo a ser.

Me avergüenzo de crecer tan públicamente, pero crezco y celebro  la belleza de mi herida.

viernes, 23 de febrero de 2018

9

Silencio.
De fondo el reloj y las llamas consumiéndolo todo.

La piel está suave de tanto que la acaricio
con manos cansadas y afanadas,
de tanto llanto brotando por los poros.

Siento que llevo mil años de pie
junto a la misma ventana
mirando la misma gente que pasa
recorriendo las mismas aceras
con los mismos pasos.

El silencio se siente mejor
después de dramatizar despedidas en el espejo.
Pero nadie se va
nadie se muere
nadie traiciona.
Yo, sin embargo, sobrevivo estas pequeñas tragedias
pobladas de fantasmas,
alimentadas por mi deseo de cerrar la puerta
y romperlo todo.

miércoles, 21 de febrero de 2018

8

Ojalá el día fuera más largo
y alcanzara para ser todo lo que quiero.
No para hacer más
sino para ser menos.

Que en la mañana pudiera sentarme tranquila a mirar los arboles mecerse al sol
y ser los árboles.

Ser el calor del té a mitad de la mañana.
Calor en las palabras, calor en las sonrisas,
calor en la furia de tener siempre tanto frío.

Ser la ensalada del almuerzo,
la sobremesa,
el postre,
la servilleta que se dobla con cuidado,
las migas del pan,
el sueño de las dos de la tarde.

El hambre de vida al regresar a la oficina.
Las horas que no pasan,
el hastío,
la tristeza,
el cansancio,
la repetición.

Ser allí en donde ya no quiero ser.

Ojalá durara más el día y pudiera naufragar en el llanto del final.
Ojalá tuviera tiempo de curarme las heridas por la noche
y ser la sangre que brota,
la piel que arde,
la cicatriz que no seca.

No hacer más, sino ser menos.

lunes, 19 de febrero de 2018

7

No se sabe al final para quién se escribe.

Para la que fui, seguramente no
a esa ya ni la puedo mirar a los ojos.

A lo mejor para la que nunca me sale bien,
esa que anhelo con todas las fuerzas de mi ser.
La que sabe
la que no se pierde
la que no se arrepiente.

Escribo para la que lleva todas las frutas en la piel
la que me espía por las noches
la que nunca duerme
la que no llora por todo
a la que las sonrisas siempre le salen bien.

La inocencia siempre me pone la trampa
y yo caigo en ella a diario.

Con las rodillas raspadas
y con sangre hasta en el pelo me levanto.
Sigo buscando a esa que me habita
a la que temo
a la que amo
con la justa medida de odio y desilusión.


domingo, 18 de febrero de 2018

6

Se trata de tener suficiente.

Muy poco, me mantiene ansiosa
demasiado, me vuelve insegura.

Suficiente amor para mantener vivo el calor
suficiente descanso para hallar con facilidad la risa
suficiente camino para mantenerme motivada
suficiente esfuerzo para sentirme orgullosa
suficiente humedad para mantenerme curiosa
suficiente llanto para recordarme humana.

Como una pared vieja
todos los pensamiento se alzan unos sobre otros
aparentemente estructurados y sólidos,
pero resecos por el viento y el calor
desmoronándose ante el más tierno brote de hierba nueva.

Se van lentamente las dudas
por entre mis dedos juguetones
por entre mi pelo enredado
por entre la sal que escapa de mi cuerpo.

Suficiente es suficiente.



jueves, 15 de febrero de 2018

5

Viendo aparecer la incomodidad
como una niña caprichosa cuando no tiene de inmediato aquello que desea.

Pero yo lo deseo todo.
El cuerpo, el alma, el corazón, los días, las noches, la carne y el espíritu.
lo bueno, lo oscuro, lo triste, lo roto,
deseo lo mágico, el perfume y la miel.

Anoche caminando bajo la lluvia la lengua me supo a mí.
Inesperado por estos días reconocer el sabor de mi propio cuerpo
caminando conmigo
en medio de risas y humedades no tan secretas.

Ese sabor me obliga a poner sobre la mesa mi esfuerzo
a disciplinar mi corazón
a romper los cristales y contemplar la sangre que fluye sin miedo.

Entonces me nombro
la incomodidad crece
y parece acomodarse en el más ridículo de mis gestos.


miércoles, 14 de febrero de 2018

4

Voy a sumergirme en este río de sentimientos sin pensarlo.
Aunque al decirlo ya lo estoy pensando
y no sé como simplemente SER.

Me descubro entre caricias a mitad de la tarde
siguiendo como sabueso las pistas de tu cuerpo.
Todos mis sentidos se despiertan.
Es la inteligencia lo que me seduce
eso y la risa fácil.

¿Cómo renegar de las hogueras que me mantienen viva?
¿Cómo no reconocer dentro de mí la fuerza que sostiene los planetas en su lugar?


lunes, 12 de febrero de 2018

3

Cómo me sientan de bien la ira y la vergüenza.
Mi risa burlona que termina siempre en llanto.
La niña que canta y luego se sonroja, esa que soy algunos días.

Mi cuerpo me da permiso de aventurarme en la poesía de la vida diaria.
Me impulsa, me alienta.
Me llena de rojo las mejillas y me concede la música de las caderas.

No soy de carne abundante, pero ah, como disfruto la voluptuosidad de mi deseo.

Me busco en los rincones y los secretos. Allí donde siempre me pierdo. Allí donde siempre sé que me encontraré.

jueves, 8 de febrero de 2018

2

"Tanto anduve para encontrarme
no más que conmigo misma,
con el Universo reflejado en mis facciones
de premeditada imperfección.
Supe al fin que el aire de las euforias secretas
vive asomado a mi propio rostro, 
tiene el calor de mi plexo solar.

La esencia de ser es multitudinaria
y en su multiplicidad
contiene mi nombre."

G. Belli

Cuenta belleza hay en la soledad del mundo, en la música de mis pasos afanados.
Cuanta soledad en la belleza de romper los lazos sagrados.


martes, 6 de febrero de 2018

Escribir

Las palabras están peleándose por salir
dirigidas a todos los rincones de la tierra
poniéndole zancadilla al sueño.

No puedo esperar a que amanezca para ponerte la poesía en la piel y desobedecer las voces conocidas. 
Me reconozco en todos mis tamaños y humores y aspiro el perfume de lo nuevo en cada centímetro de mi cuerpo. 
Este cuerpo que habito feliz me llama de nuevo
desde lo profundo de los bosques incendiados a los que siempre regreso.

Cómo asustan las palabras.
Invoco a Las Que Saben.
Gloria me dice al oído: 

Olvídate del “cuarto propio” -escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento de Beneficio Social o en el trabajo durante la comida, entre dormir y estar despierta. Yo escribo hasta sentada en el excusado. No hay tiempos extendidos con la máquina de escribir a menos que seas rica o tengas un patrocinador (puede ser que ni tengas una máquina de escribir). Mientras lavas los pisos o la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo. Cuando estés deprimida, enojada, herida, cuando la compasión y el amor te posean.
Cuando no puedas hacer nada más que escribir.*
Solo puedo escribir desde este cuerpo, desde la vida que arriesga llevándome al límite de la mujer que soy. 
Gloria Anzaldúa, Hablar en lenguas: una carta a escrituras tercermundistas, 1980.