viernes, 23 de febrero de 2018

9

Silencio.
De fondo el reloj y las llamas consumiéndolo todo.

La piel está suave de tanto que la acaricio
con manos cansadas y afanadas,
de tanto llanto brotando por los poros.

Siento que llevo mil años de pie
junto a la misma ventana
mirando la misma gente que pasa
recorriendo las mismas aceras
con los mismos pasos.

El silencio se siente mejor
después de dramatizar despedidas en el espejo.
Pero nadie se va
nadie se muere
nadie traiciona.
Yo, sin embargo, sobrevivo estas pequeñas tragedias
pobladas de fantasmas,
alimentadas por mi deseo de cerrar la puerta
y romperlo todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario