lunes, 19 de febrero de 2018

7

No se sabe al final para quién se escribe.

Para la que fui, seguramente no
a esa ya ni la puedo mirar a los ojos.

A lo mejor para la que nunca me sale bien,
esa que anhelo con todas las fuerzas de mi ser.
La que sabe
la que no se pierde
la que no se arrepiente.

Escribo para la que lleva todas las frutas en la piel
la que me espía por las noches
la que nunca duerme
la que no llora por todo
a la que las sonrisas siempre le salen bien.

La inocencia siempre me pone la trampa
y yo caigo en ella a diario.

Con las rodillas raspadas
y con sangre hasta en el pelo me levanto.
Sigo buscando a esa que me habita
a la que temo
a la que amo
con la justa medida de odio y desilusión.


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