domingo, 31 de julio de 2022

Empezar(261/365)

¿Por dónde se empieza cuando se quiere volver a empezar?
¿En dónde deja uno su vieja versión para hacer espacio para una nueva?

Tirarlo todo e inventarse la vida de la nada. Hacer de cuenta que es posible y hacerlo así,  hacerme así.  

sábado, 30 de julio de 2022

su cuerpo (260/365)

Nos han enseñado que la palabra creó el mundo, pero hay días en los que se me revela que es el cuerpo el origen de cualquier universo. Los cuidados de mi madre y el olor de su cuerpo, que fue y sigue mi siendo mi casa, ratifican que es el calor de la muerte que nos consume, la verdadera explosión primigenia que ha dado origen a las estrellas de todos los mundos. Veo su cuerpo marchitándose y no podemos hacer más que intentar sostenerlo lo mejor que podemos durante el proceso. El calor de la muerte va derritiendo nuestra esperanza y va cocinando a fuego lento la consciencia del amor transparente que nos iguala y nos conecta en todas las vidas y todas las formas de existencia. Al final, con suerte estaremos a punto para el gran momento. Por ahora entibiamos la cama que compartimos mientras nos cuidamos y velamos mutuamente nuestro sueño.

viernes, 29 de julio de 2022

Cama para tres(259/365)

Miro a Lila intentando de todas las formas posibles echarse en la cama lo más pegadita posible de mi madre. Ella, que se muere de miedo de que la perra la muerda, se acomoda para darle lugar y que así esté tranquila. Yo les tomo fotos y me derrito de amor cuando las veo una encima de la otra, las dos intentando acomodarse sin molestarse. Entonces me parece que estoy a salvo y que toda mi desesperación y angustia se desvanecen. No quiero perderlas nunca. Quiero inmortalizar estos momentos tan simples de cobijas revueltas, pijamas prestadas y cada una en lo suyo, las tres en la superficie mínima de mi cama que se convierte en el infinito amoroso en el que puedo, al fin, ser yo misma y descubrir las heridas que tanto me duelen. Mi amor, mi madre, mi perra, mi vida rota, mi cuerpo enfermo, mi mente atribulada, mi escritura, mi música, todo mi mundo aquí contenido en un momento feliz, apelativo burdo para este alivio y esta ilusión. 

Respiramos, las tres, casi al mismo tiempo. La habitación huele a perro y a aceite de uva que he frotado en la espalda de mi madre. Jugamos en su teléfono a adivinar palabras mientras vemos pasar el tiempo. Eso es lo que hacemos cuando ella viene a visitarme. Vemos pasar el tiempo que nos queda juntas y es una experiencia incomparable. Vuelvo a estar en su vientre, vuelvo a cantarle desde adentro de su propio corazón. Y Lila ronca, ella solo ronca y nos hace reír. 

Paz (258/365)

Terminar tarde un día,  sabiendo que no, que nada es más importante y necesario que un poco de paz interior.  Cualquier cosa que pretenda sustituirla es amarga y carente de sentido.

Venimos al mundo para despertar a esa claridad

miércoles, 27 de julio de 2022

alimento (257/365)

No hay manera de explicar el infierno que es capaz de desatar una torta de chocolate. Yo creo que solo quien se ha matado de hambre gustosamente y por cualquier razón paradójicamente irracional, es capaz de comprender el poder y la fuerza del alimento como forma de autodestrucción. 

¿De dónde proviene la palabra "alimento"?

Google me indica que proviene de la raíz latina alĕre que significa alimentar, criar, nutrir, hacer crecer.

El conflicto es lo que el "alimento" hace crecer cuando se pone en el lugar equivocado. No en la vida sino en el miedo; cuando empieza a hacer crecer las cosas que no deberían crecer, o no por este medio.

Sólo quien ha sentido angustia frente a un mango -un precioso, pequeño e inofensivo mango de azúcar de temporada- puede comprender la sombra de terror que se sienta a la mesa y se trepa por las piernas frente al espejo.

Llueve afuera esta noche, ha sido un día gris. No escribo más porque suena el citófono; acaba de llegar la pizza que ordené. 

martes, 26 de julio de 2022

cuasi enfermedad (256/365)

Llevaba varios días deseando enfermarse de alguna cosa para tenderse en la cama sin sentimiento de culpa y simplemente descansar. Su cuerpo -tramposo- le ha dado un ojo hinchado, sin dolor, sin medicación, sin malestar. 
No hay excusa para tenderse en la cama. Sólo se ve feísima con ese ojo apagado y moreteado. Debería ser más explícita la próxima vez. Ahora tiene que esperar semanas, le dijo el médico, para que con suerte la bolita desaparezca sola y no tengan que hacerle una pequeña cirugía. ¡Una cirugía en el ojo! ¡y ni siquiera puede tenderse en la cama en paz!
Está peleada con su cuerpo y no le habla. No le va a perdonar esta falta de lealtad, esta cobardía, este puñal por la espalda. ¡Meterse con su ojo derecho justo ahora que tiene tantas ganas de salir! 
Nada se lo impide salvo la vergüenza; exactamente lo que esperaba erradicar con algo de malestar y cama. Hay que tener cuidado con las cosas que se le dicen al cuerpo, tan sagaz, tan irónico, tan desfachatado. 

lunes, 25 de julio de 2022

. (255/365)

El teléfono sonó y mi corazón se aceleró. Últimamente me ponía nerviosa cada vez que escuchaba el tono que había programado para sus llamadas. Era una música ruidosa que hacía muy difícil perder una llamada y al mismo tiempo vibraba con el ritmo del latido de un corazón. Yo sabía que su teléfono vibraba igual cuando yo lo llamaba.

Estaba parada en la cocina de mi apartamento y tomé el teléfono del mesón de acero inoxidable que dividía el espacio. Era sábado y él había terminado sus clases hacía poco: yo estaba en casa terminando de limpiar el reguero del almuerzo.

Por esa época no hacíamos más que discutir y estaba harta, pero había algo que me impedía acabar con todo eso. Respondí y, obvio, discutimos. Discutimos por mucho rato y mientras intentaba razonar con sus celos desesperados caminaba de un lado a otro, del ventanal que daba a los tejados vecinos hasta la pared en donde se apoyaba la nevera. Entraba mucha luz y era un mediodía caluroso. 

Ya no recuerdo la razón de la discusión, aunque es fácil imaginarla, pero cuando la impotencia me sobrepasó empecé a llorar. Era como si mi llanto alentara la acidez de sus palabras y arreciera la furia de sus reclamos. Lloré y lloré intentando explicarle alguna cosa, esforzándome porque creyera en mi versión de cualquier suceso pero era inútil. Entonces, al final entendí que no había manera de oponerme a esa fuerza, que estaba completamente perdida en esa trampa pegajosa, me dejé caer. Metafórica y literalmente.

Me dejé caer en el piso blanco, limpio y brillante de mi cocina. Mi mejilla se apoyó en el frío macizo de las tabletas de cerámica mientras mi espalda permanecía pegada al mueble de madera donde guardaba la comida del perro. A una parte de mí le parecía imposible verme allí tendida, verme descubrir una vergüenza y una incapacidad absoluta para ser dueña de algo propio. Colgamos y me quedé quieta dejando que mi cuerpo registrara la horizontalidad de ese momento en el que no me reconocía. Esa sensación de estar tendida desecha y desechada, esas ganas de morirme, ese terror de no saber cómo escapar, esa tortura de saber que nada cambiaría; esa náusea al escucharle pronunciar las palabras del amor.     

A veces me parece que no logré levantarme de allí, de ese momento en el que, horrorizada, encontré a una versión de mí a la que no pude ayudar. Salí de todo aquello, pero el frío del piso en mi mejilla consume por momentos toda la alegría de mi mundo y comprendo que tarda mucho más de lo imaginado encontrar la fuerza que te levante de algo así, que te dé la certeza de que sigues siendo tú, aún tendida en el piso de la cocina, aun en el secreto de lo que se ha ido para siempre. 

domingo, 24 de julio de 2022

sueño de canciones (254/365)

Ninguna palabra puede decir esta lucecita que se enciende cuando pongo tus canciones y te alojas en el corazón melancólico que anima mi pecho. Ahí te enciendes, ahí brillas, ahí te ríes hasta quedarte dormido. Y sueñas cosas tranquilas, encuentras silencio. Pareces estar en paz... luego viene el amor y la luz. Todo germina adentro de ti, en la humedad y la oscuridad de tu núcleo caliente. Las semillas de la dicha ya se rompen y entonces brotas de nuevo y reverdeces de cara al sol. Es primavera otra vez. El agua está tranquila otra vez y en tu reflejo te reconoces. 

Sueñas cosas tranquilas y yo te miro soñarlas. 

Bella música, tu música que siembra palabras en mi lengua.

sábado, 23 de julio de 2022

Lila duerme (253/365)

Apenas termina la película, apago el sonido y el apartamento queda de nuevo en silencio. A mis pies Lila duerme profundamente. A su alrededor sobre mi cama están sus juguetes preferidos con los que ya no jugamos pero que ella lleva y trae de un lugar a otro para que terminen el día normalmente sobre mi almohada. 

La miro y no quiero despertarla. Casi que preferiría irme a dormir a la sala y dejarla a ella durmiendo en mi cama. Pero sé que no sería algo bueno, ni lógico, no razonable. Me pongo los tenis y me preparo para sacarla por última vez en el día. Voy hasta la puerta por la correa y silbo para que salga, pero no sale. Voy hasta la habitación y toco suavemente su cabeza. Le digo lo más delicadamente que puedo: nena, vamos, es hora de salir.

Se despereza y me deja ponerle la correa. Salimos sin prisa y esperamos el ascensor. Al subir le pido que siente y se sienta. Le repito con frecuencia que los perritos juiciosos viajan sentados en el ascensor y cuando me mira, comprendo que no le hace gracia el comentario. La puerta se abre y sale afanosamente para esperar a que nos abran la puerta de vidrio mientras ella observa con recelo a la Cocker Spaniel que le devuelve la mirada en el cristal; se agita y empieza a ladrar, intento que salgamos pronto para que descubra el engaño. Ya no le importa porque ha llovido y los olores de la acera se levantan con fuerza. Caminamos media cuadra hasta que llega a su lugar de siempre para orinar antes de dormir. Hace un frío agradable pero no estoy de ánimo para caminar. Estoy luchando contra el deseo de tomar alcohol; estoy luchando con todas mis fuerzas contra el impulso de ir a comprar algunas cervezas. Me siento miserable y triste por albergar este sentimiento, porque me sea tan difícil resistirme. Pero lo logro y regresamos a casa con rapidez porque estoy por explotar en llanto. 

Marco el piso cinco en el ascensor y miro mi reflejo en el espejo. Qué cansada y sola me siento esta noche. Qué ganas de anestesiarme con alcohol.

Abro la puerta y me quedo llorando detrás de ella apenas cerrarla. Lila que ha entrado directo a la habitación regresa a buscarme y se queda parada a pocos pasos mirándome. Respiro profundo y me seco las lágrimas mientras voy hacia ella, acaricio sus orejas y luego me huelo las manos.

Ahora la veo dormir panza arriba, con sus patas traseras abiertas y su respiración tranquila. Estoy por irme a dormir a la sala para no perturbarla, pero, ya lo sé, no debo. Escribo y la miro de reojo y lloro de nuevo por tener tanta suerte, por este amor, por esta criatura, por ser salvada cada noche del cansancio y la soledad.

viernes, 22 de julio de 2022

Digo de mí (252/365)

Hablo sobre mi historia y sobre las ideas que dan forma a mi vida con un hombre desconocido. Le miro mientras me habla y pienso en sus ojos tranquilos y bellos, ojos cargados de frustración y melancolía. ¿Será que también a mí se me notan los sueños rotos y las promesas incumplidas? Le miro y pienso en los hombres hermosos a los que he amado, pienso en M. y pienso en A., pienso en la forma dolorosa en la que los quiero y no logro separarme de este deseo de hacerlos encajar en los espacios de mis días. Falso. Quiero hacerme encajar en el espacio de sus afectos. Miro a este hombre desconocido y le escucho decir cosas amables, le escucho decir que le inspiro confianza y entonces me enamoro perdidamente de los tiempos de calor compartido en mi cama con los hombres que he amado; con M. y con A., me enamoro de su lengua resbalando por mi cuello entre carcajadas y reconozco la avaricia de mi corazón. No es posible ser amada por todos los seres que despiertan mi deseo. No me corresponde en esta vida esa dicha, ese flagelo, esa indefensión ante la fuerza de un cuerpo enamorado. 

Me miro en los ojos de alguien que apenas ha pronunciado mi nombre por primera vez y me deja perpleja la imagen de mí que he construido con el paso del tiempo. Me recuerda las esculturas de arena que veía hacer en las playas del caribe colombiano durante de mi infancia. Me preguntaba, ¿cuánto tiempo dura una escultura de arena? ¿Por cuánto tiempo estará este hombre sosteniendo con agua salada las figuras que los turistas admirábamos durante nuestras cortas vacaciones? Recuerdo mi expresión maravillada y mi angustia ante la consciencia de la finitud de estas obras de paciencia. Pues esa misma sensación me embarga cuando me contemplo sobre la mesa, hecha relato en la primera cita con un hombre desconocido. 

He aprendido a tomarme estas cosas un poco más a la ligera. He aprendido a sostenerme en la presencia deliciosa de M., en la ausencia dolorosa de A., en los intentos fallidos por ser amada por los hombres a los que me he empeñado en amar, estúpidamente, tercamente. 

Se me nota todo, la herida y la coraza; las victorias y los desmayos. Se nota el hambre y la sabiduría; se me nota el temor y el anhelo. Me lo tomo a la ligera y me dejo caer en las palabras que me inventan. 


jueves, 21 de julio de 2022

Ser perruno (251/365)

Escribo con la mano derecha mientras con la izquierda le rasco el lomo a Lila, mi perra.

Si me detengo, ella se restriega de forma insistente contra mi pierna hasta que retomo el ritmo de mis dedos moviéndose por entre su pelo. Me cuesta separarme de ella cuando me voy al trabajo, especialmente al medio día después de venir a almorzar en su compañía. Se queda mirándome fijamente y bien plantada sobre sus cuatro patas a pocos pasos de la puerta. Yo me despido unas diez veces y le digo siempre que se porte bien, que no tardo, que voy a trabajar para poder comprarle su comida y que la amo; sobre todo eso, le digo que la amo. 

No sé qué tanto entiende lo que le digo, pero seguro me entiende cuando le hablo de amor porque ha sido ella la que me ha enseñado a decir esas cosas. Pero a decirlas de verdad como se las digo a ella. A decirlas como seguro me las dicen a mí mi madre y las personas que de verdad me aman tal como soy, con todos mis desequilibrios y distracciones, con mis adicciones y mis pasos en falso. Solo a ese amor se le puede llamar de verdad amor. Como este que yo digo cuando me voy pero quisiera quedarme, aun sabiendo que más temprano que tarde voy a perder a este ser canino al que amo, que bien puede ser víctima de su temperamento de forma repentina y agredirme más o menos gravemente. Pero nos amamos y nos cuidamos y nos brindamos lo mejor que podemos brindarnos así eso sea una vida mediocre y aburrida encerradas en las cuatro paredes de un apartamento. Bueno, hablo por mí, porque ella me da siempre todo y más; ella no escatima en su expresión de cercanía y confianza, ella se entrega intensamente a cada día que podemos compartir. 

La dejo dormir y roncar sobre mi almohada mientras termino de revisar estas líneas. No quiero despertarla, no quiero causarle pena jamás. Quiero que tenga una existencia feliz y que conozca los sentimientos más bellos y nobles que pueda mientras sea perro. Quiero que esa belleza se imprima en su corazón y la lleve a experimentar una vida feliz tras otra, en la forma que necesite para mantener ese corazón transparente y generoso que le envidio como humana a su existencia de perro. 

miércoles, 20 de julio de 2022

Un día de querer (250/365)

Dejo escapar un suspiro al cerrar la puerta y descubrir que, de nuevo, alguien que amo me sorprende y se inventa para mí un día de ser algo más que lo siempre soy. 

Junto a este hombre, llevo al límite mi capacidad para mantenerme centrada en una vida cuidadosamente planificada. Hacemos cosas juntos y mientras eso pasa, yo me dejo llevar por fuera de mis rutas seguras. Le digo que lo quiero cuando se va y cada vez que se lo digo pasa por entre los dos un bicho que zumba y que escapa de prisa. Pero ya reconocemos el ruido que hace al rozar nuestros cuerpos que se juntan.

Justo cuando decido que no quiero quererlo más, él me desconcierta y me deja en la boca el sabor del anhelo. Planeaba dejar de quererlo, pero su voluntad de quererme, así como me quiere, me convence de lo contrario. 

martes, 19 de julio de 2022

temor y anhelo (249/365)

Es una parte de uno, lo que uno espera cuando se sienta a esperar.

Es una parte de uno, lo que uno combate cuando todo está por derrumbarse. 

Un poco de temor y un montón de anhelos. Me reconozco en los chicos sin casa que caminan en las noches por las aceras, buscando, esperando, siendo temidos y evitados. El mismo temor en mis ojos; el mismo llanto de un niño pequeño en la oscuridad. Buscamos y anhelamos exactamente la misma cosa que se nos aparece con un rostro diferente a cada uno. Pero cerramos los ojos y ahí está. 

Los miro a medio metro de mí en las escaleras eléctricas. Él le habla al oído y ella balbucea alguna cosa; parece una discusión por la cosa más tonta. Le veo venir mientras espero el carro que viene a buscarme. Se acerca sigiloso a las canecas y pasa despacio mirando de reojo. Yo estoy sentada en la jardinera del centro comercial y a pocos pasos de mí aquel otro mira insistente su teléfono mientras nos miramos sin mirarnos. Me deseo buenas noches con un desconocido mientras en otra aplicación voy cerrando una conversación que nunca acabó de empezar. Hago cualquier cosa para distraerme y dar un paso afuera de esta sed de borrachera que se apodera de mí en las noches tristes. ¿Sigues feliz? me pregunta él. ¿Estaba feliz? me pregunto yo. Temor y un montón de anhelos, eso es esperar, eso es lo que combatimos cuando todo está por derrumbarse. 

lunes, 18 de julio de 2022

corazón con hambre (248/365)

Tener un corazón hambriento a veces se experimenta como una espantosa sensación de soledad. A veces como una libertad que le rompe a uno el pecho y le desarma la vida. A veces es como una necesidad imperiosa de silencio y de encuentro con las partes más vulnerables de uno mismo. A veces puede ser una lujuria desconcertante o un desgano por todo lo que sea profundo y sólido. 
Mi corazón hambriento centellea en mis ojos cansados mientras tomo un baño caliente y escucho canciones que me recuerdan a un hombre hermoso. Detesto las canciones que amábamos; detesto el poder que su afecto tiene sobre la mujer herida que también me habita. Estoy cansada de renegar de ella que por temporadas se muere de hambre, mientras le es negado el humano pedazo de amor al que tiene derecho. 
No reniego más del dolor de tripas de mi pobre corazón. No reniego de su debilidad y su palidez cuando lo necesito fuerte. Lo comprendo y siento lástima de él. Le ofrezco un poco de agua para que se reponga y entonces lo invito a cenar. Una comida sencilla, de las que hago con mis propias manos sin alardear ni presumir. Una sopa de verduras con un poco de pan. O quizás pasta con salsa de tomate. Charlamos y dejo que lama el plato al terminar. Le digo que puede venir cuando quiera, que puede comer aquí cuanto quiera, que vamos a comer con las manos y que no vamos a dejar migajas en la mesa. Sé que mi corazón nació hambriento; su peor defecto, su mayor virtud. 

domingo, 17 de julio de 2022

Fantasías (247/365)

Hay una dentro de mí que tiembla mientras otra la mira. Algo así, o eso exactamente, leí en el libro de Rosa Montero. Ella dice que la que mira es la que escribe. Qué preciso; qué precioso. 

Hay una dentro de mí que se sienta a mirar por la ventana y no ve otra cosa que gente que se ama y que ahoga la soledad calcinante en las tiernas aguas de la dicha compartida. No es cierto. A la que hay dentro de mí le gusta dramatizar y habitar las fantasías del desamparo y el abandono. Una y otra vez la historia de la infancia que de tan repetida, parece inventada. ¿De verdad fui una niña abandonada? ¿No tuve acaso todo lo que necesité y mucho más? ¿Qué parte de mí es la que se siente tranquila en medio del drama?

¿Por qué me importa tanto un mensaje sin respuesta? Hay una dentro de mí a la que le gusta tentar a la vergüenza y entonces se expone y empuja y remueve hasta abrir un boquete en la superficie de la normalidad para sacar la cabeza. Lloriquea pero ahí se reconoce. Que la vida es muy corta, dice. Que hay que intentar las cosas que a uno le dan susto. Que no hay nada que perder porque la muerte lo borra todo, incluso la vergüenza. 

Me quedo esperando la respuesta de un desconocido y me quedo esperando que la vergüenza me cubra el rostro de impotencia por no poder habitar otra de mis fantasías. Descubro que esa es la fantasía principal. ¿De verdad mi padre me abandonó, perdido en amores por mis hermanas? ¿Es ese mito sobre mi propia vida una estratagema para evadir la crudeza de lo que simplemente es estar con vida?

Me enojo y me resiento por no tener un dios al que pueda reclamarle. Armo otra fantasía para preguntarle si es muy difícil que yo le guste a los chicos que me gustan. Le reclamo por los mensajes sin respuesta y hago de cuenta que una voz divina me responde. Todavía no cuaja la respuesta. Subo el volumen de la música que compone el chico en cuestión y creo mi teatro de sombras. El dios tiene su sonrisa - imaginaria, por supuesto- y su voz, aunque sea demasiado aguda para ser la voz de dios. Se aclara la garganta y me responde que la vida es como es y que en el fondo de las aguas de la dicha compartida no hay más que fango y porquería. Estás a salvo, me dice, la sonrisa de dios está en donde quiera que mires. 


sábado, 16 de julio de 2022

Sobre amar (246/365)

Acabo de regresar del cine con mi madre; hace mucho que no hacíamos este plan que tanto nos gusta. Me encanta escucharla reír y sentir su abrazo emocionado al final de la película. 

Pienso en el amor -de eso trataba la película- y en las cosas que hacen que seamos capaces de amar profundamente a otro ser tan imperfecto e insoportable como nosotros mismos. Pienso en el impulso imparable que nos hace conectarnos con otros de tantas formas diferentes y construir historias que nos permitan crear un lazo indestructible.

Pienso en todos mis amores, en mis lazos y mis historias. Pienso en mis anhelos, mis heridas y mis planes fallidos. ¿Quién soy cuando estoy amando? ¿Quién es ese ser vulnerable que se deja amar por otros seres?

Pienso en lo que veo cuando estoy mirando a alguien que amo y los mecanismos que se activan cuando me siento a salvo en el territorio del afecto y del cuidado de alguien más. Pero pienso también en mis caprichos y en mi pataletas y en mis arranques de lujuria y descontrol. Pienso en la soledad afilada y en el desasosiego de mis distorsiones sentimentales. 

Apenas una oportunidad para amarme a mí misma y para compartir el amor que soy. Apenas un breve instante para iluminar el mundo con esta fuerza inexplicable a la que llamamos amor. Apenas una frágil vida humana para experimentar el infinito indestructible. Y yo solo quiero derretirme en algo que sea más grande que yo misma.

viernes, 15 de julio de 2022

Consejo para mí (245/365)

En caso de duda, pregúntate: ¿qué es lo que me motiva a hacer esto? (cualquier cosa). Si descubres que tu motivación está orientada a ayudar a alguien, a aliviar el dolor de otro ser, a ser una causa de alegría para alguien que no seas tú, entonces es un buen comienzo. En caso de duda, intenta iluminar la situación con preguntas sobre lo que das, no sobre lo que recibes. Intenta poner las acciones y sus consecuencias en perspectiva: un par de años, un par de vidas; eso es un paso en la dirección correcta. En caso de duda, intenta verte a ti misma a través de los ojos de otros seres con los que te conectan tus decisiones; intenta escuchar tus palabras en los oídos de otros, intenta sentir tu presencia rozando el mundo de otros; no temas mirarte con la lupa de la honestidad. Entonces decide y será una buena decisión.

jueves, 14 de julio de 2022

El último día de Bernardo (244/365)

A media mañana mi madre me envió un mensaje para contarme que Bernardo había muerto. ¿Cuál Bernardo? le pregunté haciendo memoria y tratando de conectar los parentescos y las lazos que me acercaran a algún Bernardo. Luego supe a quién se refería. Alguien de los afectos de uno de mis afectos. Yo no lo conocí más que por historias que mi madre me contaba. 

Dos horas después mi hermana me llama para contarme sobre la muerte de este Bernardo, que ella tampoco conoció pero del que las dos hablamos en muchas ocasiones.

Luego de ponernos a tono con los detalles de su sorpresiva muerte -aún era joven y estaba de vacaciones con su familia-, mi hermana me dice: "cualquier día es el día. Y si hoy fuera el mío quiero que sepas que te amo y que me siento feliz de haber nacido cerca de ti. Gracias por el amor que me das". 

Y yo pensé: "gracias Bernardo por crear este instante en el que mi hermana y yo nos decimos cuánto nos amamos y nos recordamos lo absurdo que es no brillar de alegría solo por tenernos".

Sentada ahora en el sillón de mi bisabuelo mirando cómo se encienden las luces de esta ciudad que me fascina, pienso en Bernardo y en los seres que le amaron; pienso en cuánto le van a extrañar; pienso en los secretos de su corazón y sus momentos felices. Pienso entonces en mi propio corazón y mis amores y mis momentos felices. Me pregunto por la razón de levantarme cada día y por la motivación de vivir un último día. 

Ojalá Bernardo haya muerto en paz. Ojalá haya tenido el valor de amar y de dejarse amar. Ojalá haya podido compartir su belleza y su risa con gente que le amara. Ojalá que haya podido tratarse a sí mismo con compasión y paciencia. Ojalá que al levantarse y mirarse en el espejo en el último día de su vida le haya gustado la persona que era. Ojalá alguién le haya dicho "te amo" en las últimas horas de su vida. 

Ojalá yo me acuerde de Bernardo y mis deseos para su último día y también los desee a diario para mí.    

miércoles, 13 de julio de 2022

luz de soledad (243/365)

Decido contactar a alguien que ha desaparecido de mi vida hace algunas semanas con una motivación amorosa y dulce. Cuando responde mis mensajes comprendo que la alegría que había en su presencia se ha difuminado en el silencio y la distancia. Es más, ahora me parece que mi cariño no era más que una lamparita tratando de iluminar un abismo. Qué fácil nos engañan las emociones, las dulces y las amargas. Yo, que me empeño en enamorarme de toda criatura viviente que traiga untada en las manos un poco de belleza; yo, que cada tanto destruyo el mundo para volverlo a crear a mi imagen y semejanza; yo, que hablo tanto y reflexiono tan poco; me descubro con el corazón desportillado. 

Me consuelo pensando que estoy en un periodo de transición y que las transiciones siempre me cuestan, pero no acabo de convencerme. ¿Acaso, no se trata la vida de pura transición? Entonces, ¿qué es lo que me cuesta y me incomoda mientras lo extraño y al mismo tiempo quiero que desaparezca de mi vida?

No soy más que una egoísta y vanidosa. No soy más que un humano, una criatura de carne y sangre y los días contados. No soy más que un puñado de temores y anhelos de cuidado. Apenas un viejo corazón de cristal, una joya olvidada y deslucida. Una luz tímida. Una señal de algo infinito, pero apenas una señal. 

Se hace de noche y permanezco en el sillón mientras aguzo la vista para ver si encuentro por dónde agarrar estos días y estas ganas de volver a reírme de todo, del silencio, de la distancia, de los desperfectos de mi corazón iluminados por la luz de la soledad. 

martes, 12 de julio de 2022

Curiosidad (242/365)

Abro la puerta y Lila entra primero, corriendo a buscar algún juguete para gruñir mientras va de una estancia a otra; yo la sigo y contemplo la vista desde la ventana inmensa de mi sala. Me inquieto y me pregunto ¿para qué era que quería este tiempo a solas?

Quiero llenar las horas con gente, con sexo maravilloso, con comida deliciosa, con reguetón para bailar frente al espejo, con cosas para comprar... con cualquier cosa que me anestesie de esta incómoda confrontación con una persona que no sé cómo ser en este momento. 

Me extraño. Extraño las versiones de mí que se han quedado por el camino mientras me esforzaba tanto por llegar hasta aquí. Parecen todas una invención imposible; no me reconozco y no alcanzo a ver el potencial de la que se levanta en las mañanas por el lado izquierdo de la cama, literalmente. 

Pero resisto y me sostengo en una emoción que detesto nombrar como esperanza; voy a decir curiosidad. Tomo una bocanada de aire y me propongo dejar que las cosas se aquieten para ver lo que puede aparecer. Curiosidad, no esperanza. Curiosidad de mí y de lo que puedo hacer con la vida; o entonces, de lo que la vida puede hacer conmigo. 

lunes, 11 de julio de 2022

Cuánto tiempo (241/365)

Hay un aire enrarecido que flota en el ambiente de mi apartamento. Hay una sensación que me incomoda cuando trato de apreciar el tiempo de silencio y soledad del que ahora disfruto. Estoy aprendiendo a ser esta versión de mí y me lleva tiempo. 
Todo se ve diferente en esta luz tan abundante y casi enceguecedora; todo parece más crudo y afilado y yo no termino de encontrar el lugar para los objetos y las emociones y los amores que he traído empacados en algunas pocas cajas.
¿Cuánto tiempo me llevará encontrar la razón de estar aquí, los ritmos que más me favorecen y las alegrías que quiero conquistar?
Necesito un reloj con brújula. 
Necesito estirar los días y conectar con el silencio.
Necesito sacar la cabeza del agua y volver a respirar.
¿Cuantos días se tarda el agua en volver a aquietarse después de que un cuerpo vivo ha caído en ella?

Por ahora y mientras los días vuelven a encontrar el curso cierto me dedico a contemplar a mi perra que parece tener todas las respuestas, pero no me las da para que yo las descubra por mí misma y entonces, solo así, yo también sea capaz de tenderme al sol de la mañana y estar perfectamente cómoda en un nuevo lugar, en una nueva vida, con nuestras viejas heridas y nuestras costumbres de amar y dejar que los otros seres nos amen como buenamente pueden.

domingo, 10 de julio de 2022

Hoy (240/365)

Hoy no hay escritura, no hay palabras. Hoy solo hay dejar que la vida florezca en la belleza de amar. Aquí en la intimidad de un domingo cualquiera, amar es la respuesta a todo lo demás.  

sábado, 9 de julio de 2022

Trastos nuevos (239/365)

Voy trayendo objetos nuevos cada día para intentar que mi casa se parezca a mí. Me gusta ver todo en su lugar, las cosas limpias y sin estorbar. Nada más distinto a mí. Construyo un refugio del caos del mundo y de mi propio caos; intento proporcionarme un lugar de serenidad. Pongo flores y plantas, enciendo velas aromatizadas y dispongo la vajilla para que se vea linda en los estantes. Cada vez que abro la puerta, voy sintiendo que la emoción de la novedad se va decantando y que los muebles empiezan a pertenecer al lugar en donde han sido instalados. 

Igual que yo, mi casa empieza a parecerse a un lugar habitado por alguien que se parece a mí. Mi casa es un lugar lleno de preguntas, un espacio en donde intento domar la ansiedad de perderlo todo en la vida, sin comprender siquiera lo que significa "todo". 

Aquí estoy, prendida de los trastos que amo, de los recuerdos felices que me constituyen, de los afectos que me sostienen jugando a que sigo mi propio camino, en mi propia casa, viviendo mi propia vida. De eso se tratan los objetos que voy comprando y que voy organizando en el espacio al que me he mudado. Me voy pareciendo a esta casa de ventanas grandes y demasiada luz. Me organizo yo también y aprendo a habitarme de nuevo. 

viernes, 8 de julio de 2022

Enamoradiza (238/365)

Despertar en brazos de alguien que amas y sentirte dichosa. Mirar hacia atrás y tratar de comprender cómo es que llegamos hasta aquí. Celebrar con el desayuno la intimidad que solo florece cuando se ha compartido tiempo y experiencias de la vida. 

No nos une un lazo convencional, no es un lazo que asegure dos partes. Lazo es una forma de nombrar a una fuerza de cuidado y cariño que hace que nos mantengamos cerca. Eso es una forma de decir que hay cosas que nuestros cuerpos comprenden mejor y nosotros solo nos dejamos llevar. Mi cuerpo, al menos, lo experimenta como una profunda ternura, ganas de cercanía y de verle reír. Cuando él se aproxima, mi cuerpo se alegra de todas las formas en las que sabe alegrarse un cuerpo.  

Le digo que lo quiero y me deja hundirme en sus brazos mientras profiere un lúcido silencio en el que he aprendido a escuchar las cosas que quiere decirme. No significa nada, pero yo comprendo. 

Me dice frases cotidianas y yo no soy capaz de evitar una réplica porque estoy inundada de una sonrisa escandalosa. 

Me encanta inventarme esta forma inusual de acompañar y dar abrigo; de dejarme cuidar y compartir los días que traen tormentas y dichas. 

Por supuesto que estoy enamorada. Enamorada de este momento y de la forma en que nos presentamos cuando nos encontramos. Enamorada de la certeza de haber amado en esta vida. Enamorada del coraje que exhibe mi corazón para abrirse y resistir los embates del amor humano. 


jueves, 7 de julio de 2022

Feng shui (237/365)

Hoy aprendí que las sillas no pueden estar contra las puertas y que las plantas no deberían estar al frente de la ventana grande de mi nuevo apartamento. Aprendí que está bien si el espejo se cuelga detrás de la puerta y que si dejo mi escritorio orientado hacia el suroeste, es posible que las cosas me salgan mejor. 
Aprendí a ir con paciencia y serenidad cuando las herramientas no encajan en las tareas (en las domésticas y en las de la vida). Aprendí que la salsa de la pasta se pone encima y no se revuelve todo antes de servir. Aprendí que si como un poco de carne con hierbabuena, puedo disfrutar de una preciosa cena en compañía. 
Aprendí a dejar mi corazón reposar en la alegría de sentir el cuidado de un hombre hermoso y a mirarme a mí misma a través de los ojos de la gente que me ama y de la que va aprendiendo a amarme. 
Hay días en los que aprendo a dejar que todo fluya y a no obstaculizar la energía. Mi casa, mi cuerpo, mi emoción sobre lo que va sucediendo y la vida que me voy inventando... todo trato de alinearlo con fuerzas cósmicas que me favorezcan. "Que todo salga bien, que todo me salga bien" lo pongo en cada rincón de las cosas nuevas como una plegaria, como un amuleto. 

miércoles, 6 de julio de 2022

esfuerzo y disciplina (236/365)

No hay mucho que decir esta noche porque quiero todo el tiempo para la intimidad que tengo conmigo, para mimarme y tratarme con el mayor cariño y cuidado. Hoy cierro un círculo de esfuerzo y disciplina que me ha traído a lograr algo importante. 
Esfuerzo es poder hacer actividades contraintuitivas por una razón que se me escapa de las manos, por algo que imagino que es bueno o que me conviene.
Disciplina es aplazar la recompensa y decidir en un momento de lucidez lo que voy a hacer, sin dejarme llevar por lo que me provoque hacer. 
En esa tensión constante encuentro el disfrute de los días, la fuerza para ir medianamente tranquila por la vida, sabiendo que he podido acompañarme de la mejor manera en innumerables situaciones y podré hacerlo una vez más. 
Ahora me dispongo a meterme bajo las sábanas y disfrutar de esta satisfacción de saber cuidarme, de darme momentos maravillosos, de apostar por mí y de maravillarme de mi propio potencial (de aprender, de amar y de compartir)

martes, 5 de julio de 2022

amuleto (235/365)

Me he convertido a mí misma en un puente entre lo que más temo y el poder de resucitar. Me refugio en mi propia ceremonia fúnebre, me protejo con la certeza del fin de todo lo que amo. Camino un paso tras otro, derecho hacia la destrucción; la única puerta posible para el nacimiento de alguna otra cosa. Antes de emprender algo que me ilusiona reflexiono sobre mi propia muerte, la descomposición inevitable de mi cuerpo y la fugacidad de cualquier placer. No hay logro que resista, no hay triunfo que me sobreviva. 

Pero atesoro el acto mismo de amasarme y transformarme en una sustancia flexible y blanda. Aprecio el momento en que me derrito y me escurro por entre las rendijas de un día cualquiera. Desaparecer y hacerlo con plena consciencia. 

Por eso mañana, cuando enfrente un momento importante, sentaré a mi lado a la señora muerte para que me recuerde que solo se trata de dejar que la emoción del momento deshaga nudos dentro de mí y la intensidad del momento me despoje del vicio de esconderme detrás de mí misma. Me presento ante el mundo con la voluntad de amar como una bandera. No tengo nada más para ofrecer que mi esfuerzo por doblegar mi temor, temor que comparto con todos los seres. Que la señora muerte a mi diestra, sea mi amuleto. 

lunes, 4 de julio de 2022

Reirnos juntas (234/365)

Lo que más extraño de estar cerca de mi hermana menor es la risa; los ataques de risa que nos agarran por las cosas más tontas. Extraño escucharla toser después de una carcajada y reírnos más y decirnos los apodos cariñosos que hemos ido acumulando por décadas. Extraño reírnos de nosotras mismas y una de la otra; de las historias de la familia que nos contamos una y otra vez; de nuestros recuerdos, de nuestros momentos felices de la infancia, de nuestros fracasos estrepitosos en el amor y en el sexo; de nuestros proyectos de vida conjunta. 

Daría todo por poder pasar las tardes de los sábados y las noches de los domingos con la cabeza apoyada en su panza viendo alguna película que nos sabemos de memoria, haciendo absolutamente nada más que compartir el tiempo de nuestra vida. 

Con nadie me puedo reír como me río con ella. Nadie conoce mi humor y mi estupidez como ella, porque en nadie confío más que en ella. Solo en su amor transparente me dejo caer por completo; arte que nos ha llevado años perfeccionar, pero lo hemos logrado y ahora nos lanzamos desde todas las alturas en el pozo de amor que contemplamos desde dos orillas diferentes de esta América Latina que nos separa, pero no definitivamente, porque no hay tierra ni tiempo equivalentes a la magnitud de este lazo y de este afecto que le da vida a nuestras vidas.

Quiero mover el mundo para traerla por un par de semanas a esta orilla y dejarla reír y dejarla llorar por todos los días en que lo ha hecho allá, solita, sin mi, sin mi risa y sin mi llanto que la acompañen. Quiero traerla aquí a mi ladito para reírme yo y para llorar yo en sus manos esta alegría de tenerla en mi corazón y ser parte de esta celebración de todo lo que vale la pena celebrar en este mundo. 

domingo, 3 de julio de 2022

Deseo para los dos (233/365)

Lo importante de conocer personas y de cruzar nuestros destinos es la posibilidad de cultivar el amor adentro independientemente de lo que pase, de cuanto dure, de qué tan intenso sea el vínculo; lo importante es lo tanto que podemos despertar a nuestra capacidad innata de amar. 

En esta noche, por ejemplo, en que la casa está completa (las plantas, el perro y yo, rodeadas de los objetos que necesitamos y que nos hacen la vida más bella) quisiera compartir esta emoción con un hombre hermoso al que extraño tener cerca. Lamento que sea un mal momento para cruzarnos y luego pienso que no importa el tiempo o el silencio, porque su risa y su voz pronunciando mi nombre repetido abrieron una cerradura de mi corazón, eso ya es un regalo estupendo. Entonces no importa si no puedo llamarlo o disfrutar de un instante de su presencia en esta casa, porque no hay forma de desprenderlo a él de lo único que atesoro: la certeza de un corazón que ama sólo porque puede, porque sabe amar; la alegría de imaginarle feliz, a él y a todos los seres, solo porque ser feliz es la meta que compartimos y quiero eso para mí y para los demás. 

Pienso en él, lo extraño y me resbalo en las preguntas que le hago a su ausencia. Me incorporo.

Sonrío mientras pongo las manos  sobre mi pecho para sentir los ecos de mi palpitar; repito palabras como una oración mientras tengo su sonrisa en mi mente: "que sea feliz, que vea brillar su propia sabiduría en los rincones oscuros de los días, que pueda reposar en el silencio del que está hecho". Apago la luz de mi casa nueva y deseo lo mismo para mí.

sábado, 2 de julio de 2022

Experiencia de todos (232/365)

El miedo a perder, a que los planes se queden a la mitad, a que la vida colapse, es esencialmente la experiencia humana. Así que, mientras pongo la ropa en los cajones y los platos en las alacenas,  recuerdo que esta sensación incómoda es lo que me hermana con el resto del mundo. 
Tomo entre mis manos un amuleto que llevo colgado al cuello y como una súplica repito: "que todo salga bien, que todo me salga bien". 
Incluso si todo me sale bien, voy a perder, a perderlo todo; van a quedarse a medias muchos de mis mejores planes; voy a colapsar, yo y todo cuanto llamo mi vida.  También los otros, los que amo y los que no. No es tan grave, no hay por qué afanarse. Ser humanos, nacer así,  nacer para eso, nada más. 

viernes, 1 de julio de 2022

Buen comienzo (231/365)

Dormirse por primera vez en un lugar en el que vas a dormir muchas noches. Dormir sola, dormirse en un silencio nuevo, dormirse agotada por la novedad del día.  La casa nueva, que no ha sido habitada por nadie, huele a algo caliente y que humea, es toda blanca y alta y es como un guiño a la tremenda angustia con que pongo cada cosa en su lugar. 
La casa, igual que esta versión de mí, es habitada por primera vez. Qué sea un comienzo bueno, de cosas buenas, de días buenos, de buenos amores y buenos momentos.  Que sea este hogar, hogar de las cosas buenas que hay dentro de mí.