martes, 27 de marzo de 2018

13

Acabo de ver cosas terribles que pasan en el mundo.
Cosas malas con el agua, el aire, la tierra, los alimentos, los combustibles fósiles, los gobiernos y las personas.
Así que está bien estar triste.
Un pedacito de mí se siente sin esperanza, vacía por dentro, sin ganas de hacer mucho más.

Me sirvo otra copa de vino (esta ya está de más),
brindo por mí, por las ganas que tengo de besarle esta noche y celebrar que aun quedan cosas mágicas en el mundo: el deseo y las ganas de romperlo todo.

Escucho la lluvia afuera y la respiración de mi perra que duerme calientita en su cama.
Escucho la música que me acompaña... tu corazón va a sanar y va a volver a quebrarse...

Hoy dijeron algo lindo en el cine: la felicidad requiere rebeldía.

Y ¿cómo puedo yo rebelarme teniendo tanto miedo?

Cerrando los ojos y dando los pasos. Poniéndome en el lugar que mejor me acomoda.
Diciendo si, diciendo no, diciendo mi nombre con los labios llenos de amor y sangre.

Amor y sangre que rompen todo lo absurdo y lo rutinario.
Amor y sangre que son la vida misma, el movimiento de la existencia, el coincidir con otros seres, el maravillarse con el pulsar del universo.

Amor y sangre que soy.

jueves, 22 de marzo de 2018

12

Hay batallas épicas que pasan a la historia, que son contadas en todos los idiomas, que salen en las noticias, que se recrean de generación en generación. Batallas que salvan el mundo.

Las batallas de hoy, las mías, son tan pequeñas y tan irrelevantes para el mundo, que merecen al menos un momento de contemplación en esta noche.

Mis batallas son de dientes y uñas, de manos temblorosas y pies heridos.
Mis batallas de hoy son de adentro. De vestidos bonitos y cabello largo. De correr, de aguantar, de resistir.

Se pelea cuando se cree, cuando la voz que somos nos dice que si o cuando grita desesperada que a lo mejor...

Peleo sin saber, como con los ojos cerrados,
lanzando lo que encuentro sin saber muy bien a donde.
Con mala puntería y sin mucha convicción.
Pero peleo.
Y a veces, algunos días como hoy, me sale bien.

Puedo regresar altiva y dar el último paso, el que conquista, el de sentir la hoguera en el pecho.

Me merezco la gloria esta noche, la gloria eterna por pelear y vencer. Por conquistarme un poco más en este oscuro día, por tener en la lengua la sangre tibia de mis oponentes.

Gloriosas batallas de la que soy contra la que ya no puedo ser más.

miércoles, 21 de marzo de 2018

11

¿En dónde está la belleza de la vida?

A lo mejor, en la sangre veloz y el llanto caprichoso de mis rutinas y mis desilusiones,
o en las canciones que suenan infinitamente entre mis pasos.

La belleza de la vida está en mi corazón roto en pedacitos brillantes,
envueltos con cuidado en un cofre de más de cien años.

En los días en que nada va bien con nada.
Los días en los que soy invisible.
Nadie me ve, nadie me toca, nadie me besa...
Pero cuanto amor me rodea.

La belleza de la vida está en ese amor que no se nota.
En el amor del agua caliente,
del olor a rosas pequeñas,
en decir palabras tontas con una lengua que no es la mía.
Mi perro interrumpiendo mi tristeza.
La angustia de desaparecer, la ligereza de saber que voy a desaparecer.

En mirarme cansada por la noche, arrugas y todo,
labios resecos, sueños heridos, pies cansados.