lunes, 30 de abril de 2018

fuego y agua

En este mar de lágrimas naufragan todos los barcos de papel.

Desde la orilla
él revienta los tambores y los cajones mordiéndose los labios
y enciende en llamas mi plexo solar.

Algunos llaman a eso mariposas en el estómago
pero no nacen mariposas en sus manos.
En él son cóndores casi extintos,
aves fenix
grifos
alicantos;
aves mitológicas de esas que pueblan los libros más antiguos de las bibliotecas.

Entre ese fuego y esta agua
mis caderas rasgan delicadamente
el azul vacío de los cielos.

viernes, 27 de abril de 2018

Flotar

Me gusta ver asomar las sonrisas en mi cuerpo
viniendo de los lugares más insospechados.

Siento como van regresando mis ojos de este viaje a ningún lugar
donde andan perdidos desde hace días
entre el llanto, las risas y las estrellas doradas.

Mi oscuridad, mis imperfecciones
son el mejor regalo que puedo hacerme a mí misma
porque allí, sentada en el suelo, desprovista de equipaje
puedo emprender los viajes más emocionantes.

Me embriago de ansiedad
de las ganas de compartir todas las cosas hermosas que me habitan.

¿en dónde había estado esta emoción?

El desvelo de las tres de la mañana me dice:
estás errando el camino de nuevo.
No es esta puerta la tuya.

Me abrazo a las madres que me han acogido
las que me cantan, me leen historias
y me recuerdan el fuego que me alumbra por dentro.

Yo conozco el camino,
solo que me hago la confundida.
Hay que dejarse estar
dejar de patalear
y relajarse con la corriente.
Es la única manera de salir a flote.

domingo, 22 de abril de 2018

¡Qué alegría que escribas!

Cuando el mundo se viene abajo
lleno ya de emociones que no se pueden controlar,
un beso desprevenido lo salva todo.
Pero me asusta sentirme ligera.

No sé sino escribir de mis anhelos,
de mis heridas y remiendos.

Me gustaría nombrar de alguna forma la emoción,
el poder de volcanes dormidos en mi interior:
las palabras y el placer como ardiente tierra
a punto de ser expulsada por el cielo
arrasando toda la oscuridad de las siete noches que la preceden.

Me pierdo en mis buenas intenciones
en las infinitas listas de propósitos que escribo
idénticas desde hace años.

Pero es tan bonito tener un lugar que pueda llamar hogar,
un cuerpo que pueda llamar mío,
un perro,
cinco plantas que regar,
un corazón que sanar
y palabras que me ayudan a transitar la angustia de los días.

Es tan bonito tener bajo la almohada las palabras
que describen la vida que ya tengo
que sin embargo, a veces me parece no merecer.

Yo quiero, igual que ella,
que me dobla en años y seguro en penas,
tener las manos delgadas de tanta vida que se ha dejado en el papel,
de tanto amar y secarme las lágrimas
de acariciar cabellos rubios
contar palabras
construir caminos
cavar tumbas
lavar los platos
pelar zanahorias
encontrar la magia de la piel.

En un universo tan vasto,
en una vida tan breve
¡qué alegría escribir!


sábado, 21 de abril de 2018

¿Dónde está mi belleza?

Escribir es lo que hace el escritor,
amar lo que hace el amante,
y vivir, el sobreviviente.

¿Cuál es la vida que merece ser vivida?

Las preguntas correctas en las bocas correctas
revelan las prácticas de la noche:
las de lo oscuro, el misterio,
el dolor que se deja estar.

La pasión por lo que hay en el mundo
habita el privilegio de lo simple
e infinitamente pequeño.
El amor por ejemplo
que, en palabras de Coral Bracho,
nos adentra en lo real.

Me digo a mi misma por amor:
renuncio a mi belleza;
como si fuera posible escapar de la luna que se llena en mi vientre,
como si pudiera esquivar la emoción de los versos
y el impulso de mis besos embriagados de soledad.
Es inevitable la música de mis pasos rosados
danzando en las calles negras.

Renuncio a mi belleza
para mirarme desnuda de todo otra vez,
cubierta de la sangre de mi madre
con los ojos hinchados por un sueño de meses
que iniciará de nuevo después de un segundo apenas.

¿Dónde está belleza a la que renuncio?

Silencio;
detenerme en silencio.



jueves, 19 de abril de 2018

nada de nada

No hay mundo donde quepa lo que yo quiero,
ni tampoco cuerpo que me abrace en la inmensidad de mis anhelos.

No hay nada allí afuera que me baste
que me sacie
que me alivie.

Nada de nada,
ni nadie
que escuche los murmullos que vuelan
y que se escapan cada vez que yo cierro los ojos.

No hay ninguna palabra que me sirva,
ni edad que me aliviane,
ni canciones,
ni mantras,
ni excesos
que me nombren con el nombre que yo quiero.


sábado, 14 de abril de 2018

corazón roto

Cuando los corazones rotos se reconocen
nace una flor en medio del barro oscuro.

Nace tímidamente, casi pidiendo permiso
abriéndose paso entre las lombrices,
las bicicletas y los perros.

Pero qué hermosa cuando al fin,
mecida por el viento
es besada por abejas y por gotas de rocío.

Cómo no amar las flores del camino,
las que nadie cuida,
como esas violetas
que mi papá ponía en mi pelo.

Flores y corazones rotos para recordarle



Y perdonarle


viernes, 13 de abril de 2018

Cuarto menguante

Cuando todo lo que es luminoso desaparece
las pupilas se dilatan
y se ve lo que antes estaba oculto.

Hay humedad en el aire,
humedad dentro de mí.

Así como suena la lluvia en mi tejado,
me resuena el agua de la vida y el placer
en las paredes de mi cuerpo.

Pienso en ti y una música gloriosa suena entre mis piernas.
Violines y coros animan esta noche.

La humedad de regreso a los ojos;
la emoción de estar viva
y de que me duela todo por dentro.

El cielo se deshace en llanto por nosotros,
que vamos malheridos
intentando aguantar el mundo que sostenemos.
El del perro y el gato,
el de los tragos y los bares,
el de los hijos y las madres,
el del espejo que no nos perdona.

Las noches sin luna no son siempre las más oscuras.

miércoles, 11 de abril de 2018

Poder

El poder sobre una misma es recordar
en cada inspiración,
que no soy este cuerpo
y tampoco soy esta mente.

lunes, 9 de abril de 2018

En el capullo

Nada más cruzar la puerta
la angustia se apodera de mí,
como si caminara sobre un cielo sin estrellas
con una luna que se devora a sí misma.

Que fastidiosa sensación llegar a casa a limpiar el piso
después lavar los platos,
alimentar al perro,
guardar la ropa limpia,
lavar la que sigue sucia,
despintarte,
encontrar los papeles perdidos.

Hay días de doscientos años, de piel cansada y caminos errados;
pero hay que andar con pasos seguros
con sonrisas altivas y confiadas.

En la noche ya no me queda nada.

Uno a uno los cansancios del día
se estremecen en mi cuerpo y van brotando,
van desgarrando mi compostura.

Ya no aguanto.
Me rompo un poquito para liberar la tensión,
ahí apareces de nuevo.

La que siempre sabe.
La que en su capullo hace lo que hay hacer.

Cuidar de la espina enterrada,
envolverse entre hilos de seda con paciencia
transformando lo que ya no puede ser
en lo que aun ni se imagina.




domingo, 8 de abril de 2018

Te prometo

¿Dónde te habías metido niña?

Casi te olvidé
de tanto tiempo sin poder besarte.

Se ha iluminado la casa con tu regreso,
tu cabello rizado sobre mi regazo
mientras cantas las canciones de nuestra infancia.

Sólo tu inocencia puede hacer algo por mí
ahora, cuando estoy tan rota
por dentro y por las orillas
casi a punto hacerme polvo.

Volviste a darme aliento de vida
para que nada más importe,
sólo la música de nuestros pasos
en los bailes que aprendimos juntas.

Recuérdame cómo desobedecer los mandamientos,
cómo reír bajo las cobijas cuando las luces se apagan,
cómo dejar de llorar cuando la sangre se ha secado en la herida.

Yo te prometo que mis ojos son para ti solamente;
te prometo los charcos, las alturas, el vacío en la panza,
las arañas, las serpientes, las motocicletas.
Juro que son tuyas todas las malas palabras,
las carcajadas escandalosas y mi ignorancia infinita.

Con más esperanza que otra cosa, te prometo
que toda la oscuridad es solo tuya.





jueves, 5 de abril de 2018

17

Estallan en mi bajo vientre
las partículas de materia que dan origen a un nuevo universo.

Sucede cada vez que paso por los lugares
donde aún sobrevive tu aroma;
y yo,
como un cachorro perdido
rastreo los vestigios de las noches que ya no tengo.

Parece que me gusta este dolor.

Un poco de vino y llanto ahogado entre las canciones que no logro recordar,
las tuyas
las de la emoción de estar viva.

Me contengo
y me empalago con la dulzura que no dejo salir.
Es diferente todo esta vez.

Yo soy diferente,
lo mismo ya no me sabe a lo mismo;
tu me das vueltas adentro,
escondido
detrás del odioso silencio de los días infinitos.




miércoles, 4 de abril de 2018

Still I rise

"Leaving behind nights of terror and fear
I rise
Into a daybreak that’s wondrously clear
I rise"
Maya Angelou

Las palabras
son los ancestrales remedios
para las heridas del tiempo.

Y los mejores remedios
siempre me han sido administrados por mujeres sabias
de cuatro y de noventa y cinco años.

Porque ser una mujer sabia no es cuestión de arrugas y canas;
es de garras afiladas
y pelaje largo y brillante.

De alma salvaje
-fecundada la semilla de la vida-
que se agita cuando es necesario
y sacrifica compasivamente
cuando es hora de comer.

Las palabras de las mujeres sabias
ayudan a entender
cuán largo es el camino hacia el interior
de las noches y los días.

Todo es igual que antes,
pero se siente tan diferente.

De entre la humillación y el llanto,
yo también me levanto,
honrando a las que se levantan conmigo,
a las que me preceden en valor y rebeldía.

Reclamando la libertad que me pertenece
me abrazo a la soledad de la pérdida,
me regocijo en el vacío de esta noche
que es solo mía y mis caprichos.

martes, 3 de abril de 2018

15

Ayer me diste la lluvia,
a mí
que no me gusta mojarme.

Me regalaste la alegría olvidada del agua
que arrulla,
que me nace,
que lo cubre todo
como la niebla sobre esa laguna:
inolvidable,
igual a tu cuerpo dormido.

Pero me gustó mojarme contigo,
mi lengua,
mi pelo,
mi risa,
mi hambre de belleza.

Me sonríes con un gesto sobre la almohada,
me siento en silencio
y pienso en que seas feliz.

lunes, 2 de abril de 2018

14

Viendo cómo todo se cae en pedazos
tranquilamente;
goteando,
derramándose,
deshaciéndose,
me pongo sal en esta herida.

Hay terror debajo de la cama.

Me odio un poquito cada día,
lo suficiente para escuchar el silencio
y llorar.

Me avergüenza escribirlo; 
pero a lo mejor si lo escribo,
a lo mejor si me lo digo frente al espejo
se acalle este rugido que me deja sorda.

Quiero romperlo todo
pero sobre todo a mí misma.

Sospecho de todo,
de mi pensamiento y de las palabras que invento 
para abrir de alguna manera mi traquea
y poder respirar.

Y cuando al fin respiro
logro parir una esperanza pequeñita.

Decirme: 
encontrar en esa voz algún arrullo.