En este mar de lágrimas naufragan todos los barcos de papel.
Desde la orilla
él revienta los tambores y los cajones mordiéndose los labios
y enciende en llamas mi plexo solar.
Algunos llaman a eso mariposas en el estómago
pero no nacen mariposas en sus manos.
En él son cóndores casi extintos,
aves fenix
grifos
alicantos;
aves mitológicas de esas que pueblan los libros más antiguos de las bibliotecas.
Entre ese fuego y esta agua
mis caderas rasgan delicadamente
el azul vacío de los cielos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario