Cuando todo lo que es luminoso desaparece
las pupilas se dilatan
y se ve lo que antes estaba oculto.
Hay humedad en el aire,
humedad dentro de mí.
Así como suena la lluvia en mi tejado,
me resuena el agua de la vida y el placer
en las paredes de mi cuerpo.
Pienso en ti y una música gloriosa suena entre mis piernas.
Violines y coros animan esta noche.
La humedad de regreso a los ojos;
la emoción de estar viva
y de que me duela todo por dentro.
El cielo se deshace en llanto por nosotros,
que vamos malheridos
intentando aguantar el mundo que sostenemos.
El del perro y el gato,
el de los tragos y los bares,
el de los hijos y las madres,
el del espejo que no nos perdona.
Las noches sin luna no son siempre las más oscuras.
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