martes, 12 de julio de 2022

Curiosidad (242/365)

Abro la puerta y Lila entra primero, corriendo a buscar algún juguete para gruñir mientras va de una estancia a otra; yo la sigo y contemplo la vista desde la ventana inmensa de mi sala. Me inquieto y me pregunto ¿para qué era que quería este tiempo a solas?

Quiero llenar las horas con gente, con sexo maravilloso, con comida deliciosa, con reguetón para bailar frente al espejo, con cosas para comprar... con cualquier cosa que me anestesie de esta incómoda confrontación con una persona que no sé cómo ser en este momento. 

Me extraño. Extraño las versiones de mí que se han quedado por el camino mientras me esforzaba tanto por llegar hasta aquí. Parecen todas una invención imposible; no me reconozco y no alcanzo a ver el potencial de la que se levanta en las mañanas por el lado izquierdo de la cama, literalmente. 

Pero resisto y me sostengo en una emoción que detesto nombrar como esperanza; voy a decir curiosidad. Tomo una bocanada de aire y me propongo dejar que las cosas se aquieten para ver lo que puede aparecer. Curiosidad, no esperanza. Curiosidad de mí y de lo que puedo hacer con la vida; o entonces, de lo que la vida puede hacer conmigo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario