Dejo escapar un suspiro al cerrar la puerta y descubrir que, de nuevo, alguien que amo me sorprende y se inventa para mí un día de ser algo más que lo siempre soy.
Junto a este hombre, llevo al límite mi capacidad para mantenerme centrada en una vida cuidadosamente planificada. Hacemos cosas juntos y mientras eso pasa, yo me dejo llevar por fuera de mis rutas seguras. Le digo que lo quiero cuando se va y cada vez que se lo digo pasa por entre los dos un bicho que zumba y que escapa de prisa. Pero ya reconocemos el ruido que hace al rozar nuestros cuerpos que se juntan.
Justo cuando decido que no quiero quererlo más, él me desconcierta y me deja en la boca el sabor del anhelo. Planeaba dejar de quererlo, pero su voluntad de quererme, así como me quiere, me convence de lo contrario.
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