domingo, 3 de julio de 2022

Deseo para los dos (233/365)

Lo importante de conocer personas y de cruzar nuestros destinos es la posibilidad de cultivar el amor adentro independientemente de lo que pase, de cuanto dure, de qué tan intenso sea el vínculo; lo importante es lo tanto que podemos despertar a nuestra capacidad innata de amar. 

En esta noche, por ejemplo, en que la casa está completa (las plantas, el perro y yo, rodeadas de los objetos que necesitamos y que nos hacen la vida más bella) quisiera compartir esta emoción con un hombre hermoso al que extraño tener cerca. Lamento que sea un mal momento para cruzarnos y luego pienso que no importa el tiempo o el silencio, porque su risa y su voz pronunciando mi nombre repetido abrieron una cerradura de mi corazón, eso ya es un regalo estupendo. Entonces no importa si no puedo llamarlo o disfrutar de un instante de su presencia en esta casa, porque no hay forma de desprenderlo a él de lo único que atesoro: la certeza de un corazón que ama sólo porque puede, porque sabe amar; la alegría de imaginarle feliz, a él y a todos los seres, solo porque ser feliz es la meta que compartimos y quiero eso para mí y para los demás. 

Pienso en él, lo extraño y me resbalo en las preguntas que le hago a su ausencia. Me incorporo.

Sonrío mientras pongo las manos  sobre mi pecho para sentir los ecos de mi palpitar; repito palabras como una oración mientras tengo su sonrisa en mi mente: "que sea feliz, que vea brillar su propia sabiduría en los rincones oscuros de los días, que pueda reposar en el silencio del que está hecho". Apago la luz de mi casa nueva y deseo lo mismo para mí.

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