lunes, 12 de febrero de 2018

3

Cómo me sientan de bien la ira y la vergüenza.
Mi risa burlona que termina siempre en llanto.
La niña que canta y luego se sonroja, esa que soy algunos días.

Mi cuerpo me da permiso de aventurarme en la poesía de la vida diaria.
Me impulsa, me alienta.
Me llena de rojo las mejillas y me concede la música de las caderas.

No soy de carne abundante, pero ah, como disfruto la voluptuosidad de mi deseo.

Me busco en los rincones y los secretos. Allí donde siempre me pierdo. Allí donde siempre sé que me encontraré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario