miércoles, 12 de enero de 2022

Mis cosas favoritas (61/365)

Mis cosas favoritas son cosas que se dañan con facilidad. La loza, las flores silvestres, las cositas de cristal y los papeles delicados están siempre rodeando mis días. Presto atención a esas cosas para intentar preservarlas, buscando ser consciente de la sensación de fragilidad y finitud entre mis dedos.

Me miro al espejo, con los ojos brillantes por el cansancio y unas goticas de melancolía; ahí veo otra de mis cosas favoritas. Mi anhelo, mis ganas de dejarme caer, mi utopía; cosas que se rompen con facilidad.

Estoy agotada. Hoy me cuesta sentir como siento y ver el mundo desde este rincón; este rincón que ya no me huele a lo que yo pensé que olía mi último amor (imposible). Tengo el corazón desportillado. Extraño la ilusión de que podíamos ser alguna cosa sin nombre y sin país, sin color ni sabor, pero alguna cosa en todo caso. 

Me quedo en silencio mientras tomo un té en mi taza preferida. Una preciosidad comprada en el mercado de San Telmo de Buenos Aires. Una cosa lindísima y delicada. Me parece estar sosteniendo mi propio corazón, mi ilusión de sentirme entre sus manos como esa misma taza. Quizás sería desproporcionadamente delicada para la dureza de su tacto, igual que mi corazón. Entonces mejor así. 

Termino el té y lo dejo sobre su platico. Dejo también mi corazón ahí. Es posible que estemos mejor así, pero es que me gusta estar cerca de mis cosas favoritas, de mi ilusión, de alguna posibilidad de habitarnos uno al otro por un instante. Qué puedo decir... esa emoción de nuestra risa cerca de mi ombligo es la última de mis cosas favoritas. Nuestra risa que, también, se rompe con facilidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario