viernes, 4 de febrero de 2022

Quiero esta vida (84/365)

¿Para qué es que queremos la vida? ¿Qué es eso tan importante en lo que la queremos invertir?

Esta mañana pensaba que, si pudiera, quisiera no tener que dormir. Me gusta tanto hacer las cosas que hago cuando estoy por ahí andando el mundo calzada con mis zapaticos de tristeza, mirando con asombro cómo se mueve mi cuerpo, cómo sangra al contacto con cosas afiladas, cómo huele cuando se asusta y cuando se complace en los disfrutes de todos los días. 

Me gusta la vida aunque a veces me lastime. Me gusta mi vida aunque a veces ella me exceda. Me gusta sentir que estoy aquí aunque a veces no pueda sostenerme en pie. 

Quiero la vida para vivir y para respirar el aliento de otros seres; para hacerlos una parte de mí. Para curar todas las heridas de adentro, las de afuera, las de antes de mis propias heridas. Para comer fresas maduras y untarme aceite de lavanda. Para pisar por primera vez una ciudad e imaginar desnudo un amante nuevo. Quiero la vida para ver a mi madre hacerse fuerte y feliz en su propia piel, para ver a mis sobrinas desafiar sus propias creencias. Quiero esta vida para volverme a sentir infinita en los brazos del amor de un chico de mis amores, para quedarme horas debajo de un árbol leyendo versos. Quiero tiempo de vivir para bailar. Quiero poder demorarme en el café con mis amigas, en las llamadas con mi hermana, en las caminatas con mi perra. Quiero mirarme en el espejo, con los ojos brillantes -de alegría y de pena- un día y otro y otro, interminablemente, entonces entender que hay muchos días de estar viva. Quiero vida para amarme como me gusta que me amen, para sentir orgullo de mis días y mis verdades, para reverenciar la parte valerosa y sabia de mi pasado, presente y futuro, en un instante que es infinito. 

Quiero la vida para enamorarme de las cosas un millón de veces y para perderme en las nuevas aventuras de un corazón entre mis manos. 

Quiero la vida para compartir lo profundo que hay en ella, lo banal que la hace brillar, para derretirme en otros seres, para plantar un jardín y cultivar mis verduras. 

No hay nada tan importante, pero quiero, furiosamente, esta vida. 

Escarba un poquito la superficie de la vida y mírala temblar. Se enloquece por ti y por mí: por este fuego y esta luz y este destello violento de belleza que rasga la oscuridad del universo. 


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