sábado, 26 de febrero de 2022

Nuestro hogar de silencio (106/365)

Te sientas en el antejardín a tomar el café de la tarde. Se siente bien el contacto del piso caliente por el sol en tu cuerpo frío y cansado. Te miro de lejos porque temo interrumpir tu melancolía; temo perturbar el agua tranquila de tu nostalgia mientras contemplas tu vida. Se ve todo como un lago oscuro y profundo ¿Qué te aguarda cuando intentes cruzar? 

El cuerpo se queja, el cuerpo cambia y crece de formas en las que no debería crecer. Te causa sufrimiento. Te asusta. Tu cuerpo se ha convertido en un lugar a punto de explotar. Al mismo tiempo, es el único lugar donde puedes encontrarte en paz. El cielo se ve azul y se cubre de nubes que trotan sobre el viento. Los perros duermen plácidamente al sol de las tres de la tarde. El café humea y perfuma la casa a media mañana de los domingos. Las orquídeas van perdiendo sus vestidos magenta. Tú respiras. Exhalas por la boca en un instante que corta el pensamiento. Sueltas todo y se hace el silencio. 

No queremos pensar en el silencio, pero la vida nos lo impone mientras todo lo demás sigue su curso: las nubes, los perros, el café. Las orquídeas florecen y luego se secan. Has florecido y empiezas a secarte tú también. He florecido y me seco desde antes de nacer. La semilla, la flor, la semilla. Somos un botón que se abre, somos un pétalo que se desprende. La flor, la semilla, la flor. 

Apenas si puedo sostenerte la mirada. Apenas si puedo contener el llanto cuando pienso en todo lo que se nos escapa cuando intentamos construir un refugio para los días, inventarnos una barquita en la que podamos sortear los vientos furiosos de nuestra propia historia. ¿Qué puedo hacer, parada como estoy, igual que tú, haciendo equilibrio al borde del abismo que es estar con vida? Quiero ver a través de tus ojos y darte un poco de la calma que a veces conquisto. Quiero mirarte a ti cuando me miro en el espejo y sentir un líquido caliente que se esparce desde mi pecho hacia el fin del mundo. Tocarlo todo por ti, cultivar mi alegría para ti. Transformarme en un gema mágica para hacerte feliz. 

Inhalo.

Estamos en casa. 

Exhalo por la boca y suelto todo.

Nuestro hogar es este silencio. 

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