lunes, 14 de febrero de 2022

Celebro (94/365)

Una gota roja cae en un vaso transparente con agua. Cinco segundos después, el agua es de un rosa precioso; ya no hay agua transparente, ya no hay gota roja. El rosa es algo indivisible de lo que fue antes, de las partes que lo componen.

Una gota de luz ha caído en mi corazón transparente (de gozo, de pena, de compasión) y el destello de este día es indivisible de los días oscuros que lo componen, que lo prepararon, que hacen de fondo para que contraste la luz. 

Un día cualquiera, cae una gota de vida en la infinitud del espacio y del tiempo y entonces somos, aparece una colección de partes que reunimos con un nombre, con un afecto, con un lazo irrompible. Nos atamos con fuerza a este navío por años. Nos aferramos con todas nuestras fuerzas para que, con suerte, no naufraguemos en las tormentas. 

Un día como hoy, derramo un poquito de amor sobre mi herida y escoce y reluce escarlata humedad. Hoy me miro: mi pelo desastroso por la lluvia, mis pies cansados, mis ojos adormecidos... tan absolutamente yo, desfilando airosa de la mano de mí misma en mis peores días. Nos hemos atado con fuerza, la una a la otra y a la vida. Hoy una estrella nace en mí. Esta noche una alegría germina. Hago otro nudo. Me lanzo. Apuesto por mi corazón que busca, por las gotas de luz que aun están por caer. Pienso en tu amor y todo se pone en su lugar; las gotas, el agua, los nudos, la vida. 

Celebro en tu corazón mi alegría. Celebro la parte de mí que eres tú. Una gota de luz ha caído en mi corazón transparente. 

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