lunes, 28 de febrero de 2022

Mapa del mundo (108/365)

Despliego los mapas de mi cuerpo, mapas antiguos que contienen la forma del mundo antes de que tuviera la forma que tiene ahora. Soy un atlas de países que solo existen en la memoria de los viajeros; geografías inventadas entre las percepciones confusas y la imaginación excitada de los exploradores.

La historia de todas las criaturas puede dibujarse en la extensión de mi anatomía. Todas las edades del tiempo, todos los reinos de la historia. Los imperios fulgurantes se erigieron en la uña del dedo meñique de mi pie. El esplendor de las civilizaciones fue cimentado en la profundidad de mi ombligo. 

Señalas con tu índice los puertos desconocidos y trazas el rumbo. Tu barco se aventura por las costas que me circundan y desafías las selvas húmedas de mi deseo. Le pones tu nombre a las montañas, bautizas los lagos, los desiertos y los bosques con palabras que son fáciles para tu lengua. Me has conquistado en el papel coloreado que me dibuja. Pasas la palma de tu mano extendida sobre los pliegos tersos en los que me reconoces. Pero adentro te palpita el miedo, porque la selva no puede descifrarse y el bosque no acaba de expandirse jamás. El mar del sur no es sino una fantasía porque no hay forma alguna que pueda contener la fluencia de las aguas. Soy un simulacro del mundo que te maravilla, pero soy también la sensación de estar desamparado, infinito en un Edén perdido; eso es lo que de verdad te maravilla.

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