lunes, 28 de marzo de 2022

Una rana pequeña(136/365)

Mi corazón es una rana pequeña -demasiado pegajosa, demasiado inquieta- que salta descontrolada por la sala mientras yo la persigo entre risas y gritos, un poco desesperados al final. No consigo atraparla, atrapar mi corazón bobo que no se decide a quedarse en ningún lugar. Me canso, me rindo.

Al final, mi corazón, que es como una rana pequeña, también se cansa. Al fin la agarro y siento como se resbala mientras me embadurna de una sustancia viscosa que le permite vivir. Al fin la agarro entre mis manos, agarro entre mis manos a mi corazón bobo y le hablo con cariño.

Me saltan las lágrimas cuando siento el corazón agitado de mi propio corazón, exhausto de saltar, zumbando mientras se mantiene con vida; mientras mantiene en funcionamiento las cosas que soy y que siento.

Me enternece sentir, presa en mis manos, a esa criatura de agua que salta lejos, que se estira de forma casi repugnante. Me derrite de amor esta sensación que se queda a medio camino entre el fastidio y la fascinación. Mi corazón es un espejo del mundo. Mi corazón bobo es una rana pequeña. 

Pero son de buena suerte las ranas. 

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