miércoles, 16 de marzo de 2022

Lo divino en nosotros (124/365)

Me digo en secreto las palabras más bellas y me contemplo en el espejo como si se me estuviera revelando la esencia de todo lo divino. Me adorno el cabello con flores y me embadurno con aceites perfumados. Soy mi propia diosa de los templos antiguos. Soy todas las diosas de la historia. 

Las imperfecciones de mi piel son los relieves de los paraísos perdidos; los ríos brotan del centro de mi cuerpo, el sol se alimenta de la chispa de mis ojos y mi boca es la sandía dulce que se rompe de madura. Soy toda exuberancia natural, soy toda humedad y vida, soy misterio y peligro. Ma acompaso con los ciclos astrales, soy toda del infinito. Me aquieto para ti, soy océano en calma.

Abro mis sentidos para percibir lo profundo e inventarme planetas en donde se pueda vivir; planetas vírgenes de verde fresco y de perros que corren libres. Extiendo una alfombra de musgo para acariciarte los pies y te ofrezco guirnaldas de flores de todos los colores. Hago plegarias y ofrendas a la naturaleza pura de tu corazón y el mío. No hay nada que pueda perfeccionarse cuando nos sentamos cerca y nos miramos a los ojos. Lo divino nos favorece. Lo divino que somos es un reflejo de uno en el otro. Nos aquietamos y te digo en secreto las palabras más bellas.

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