domingo, 20 de marzo de 2022

Estoy siempre en ti (128/365)

¿En dónde estoy cuando no estoy cerca de ti?

Pon tu mano sobre tu cuerpo desnudo, siente el aire que moviliza la vida dentro de ti, siente la sangre correr, siente tu piel que se estremece.

Prepara un té y aprecia las volutas de perfume caliente ascendiendo, acerca la taza a tus labios y deja que la tersura de la porcelana te roce.

Mira por la ventana a lo lejos y calcula la velocidad a la que corren las nubes sobre un cielo azul infinito. Mira el vacío oscuro si ya es de noche.

Deja tus pies descalzos y percibe el calor o el frío, lo áspero y lo mullido; siente tu propio peso en cada paso, sé consciente del equilibrio que te mantiene en pie.

Haz que suene tu música preferida y deja que el ritmo te mueva. Canta. 

Piensa en alguien a quien amas y deja que la alegría derrita tu cara en una sonrisa tranquila. Agradece el privilegio de experimentar el amor.

Estoy en medio de tu pecho. Mi cabello se enreda entre tus costillas y me estiro para tocar tus vértebras con la punta de mi pie. Escucho tu corazón desde adentro. Me sumerjo en el líquido caliente de tu sangre; me lavo la cara en el agua salina y sagrada de tu llanto. 

Estoy adentro de todo lo que está adentro de ti.

Me escondo en el espacio vacío de la consciencia de tu vida: el éxtasis, el dolor, el miedo. 

No necesito hablar. No necesito ir a ningún lugar.

Eres la naturaleza exuberante de donde provengo, eres el edén del que nadie puede expulsarme. 

¡Cuánta dicha en esta tarde de domingo! Desprendo semillas de luz que viajan en todas direcciones. 

Tú eres el viento en el que viajo, eres la tierra que me recibe. Encuéntrame en tus ojos que brillan. 

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