miércoles, 15 de junio de 2022

Trabajo (215/365)

Miro en la pantalla la forma en que se mueven mis manos cuando hablo de algo que me entusiasma. Reconozco en ese movimiento a una parte de mí que a veces se presenta para recordarme el poder de vivir una vida apasionada. Hablo y siento las palabras que se enlazan tan naturalmente unas con otras, mientras una sonrisa corona las frases completas y largas en donde explico los procesos que operan dentro de mí. No solo dentro de mi cabeza, porque mi discurso apasionado se construye desde la panza, desde la sensación de estar conectada con la vida y con otros seres. Hoy me pregunté por el sentido de tener un trabajo y dedicar tanto tiempo en una actividad a cambio de dinero. Pensé entonces que trabajamos, o mejor, yo trabajo para ocupar el tiempo de mi vida en una actividad que pueda aportar valor a la vida de otras personas. Trabajo para gastar mi tiempo, porque sería incapaz de gastarlo en hacer nada. Y decido gastarlo aprendiendo cosas que a lo mejor puedan ayudar a que la vida de otro ser tenga más sentido y más alegría; para que alguien más pueda gastar el tiempo de su vida haciendo algo que le haga sentir las cosquillas en la lengua que yo siento cuando hablo de lo que me inquieta en una reunión de trabajo. 

Trabajo y me gusta. Bendito el tiempo que gasto escribiendo párrafos para enviar por e-mail y la energía que utilizo para hacer presentaciones intentando visualizar las conexiones que surgen entre mi pensar y mi sentir. Que pueda cultivar esta emoción y compartirla. 

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