sábado, 4 de junio de 2022

Momentos de hoy, para mañana (204/365)

Qué preciosa es la intimidad de una con una misma y la alegría que surge en el secreto de una vida a solas. Qué sencillo es regresar por momentos a la sensación familiar de existir en una vida que nos pertenece y donde solemos ser los protagonistas. Me falla la memoria por estos días y acabo atrapada en otras vidas en las que no termino de encajar, vidas que me ajustan, vidas que me van muy amplias. Sin embargo, cuando dejo que mis sentidos me orienten, algún sonido, algún saber en la sopa caliente encienden finalmente el interruptor y todo se vuelve claro. Se me llenan los ojos de llanto cuando recupero la sensación de mi propia vida siendo yo quien ocupa el cuerpo y la silla en que se acomoda el cuerpo y la habitación en donde permanece la silla y la casa que alberga el cuarto y la ciudad donde se erige la casa y el mundo que se inventa nombres incluso para esta ciudad. Y no hay ningún testigo cuando eso pasa. Nadie presencia mis suspiros cuando me seco el llanto. Nadie puede dar fe de que me emocionen tales cosas, pero lo hacen y yo me veo cuando eso pasa y con eso es suficiente. No dudo nunca de esos llantos ni de esas emociones. Esos instantes de intimidad son la materia con la que modelo esa figurita infantil a la que llamo Mañana.  

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