martes, 17 de mayo de 2022

Estupidez del cuerpo (186/365)

Me asombra mi propia estupidez, mi terca insistencia en alcanzar alguna cosa a la que pueda llamar felicidad. Me quiebro mientras paso mis manos por un cuerpo enfermo, un cuerpo al que cuido como a una plantita delicada, como a un cachorro humano recién nacido. Mi oscuridad se desborda y apaga cualquier brasa que aun estuviera luchando por arder. Quiero guardar silencio. Quiero quedarme quieta. Quiero que me dejen en paz. ¿Cuál es el sentido de levantarme mañana de nuevo y hacer las cosas que suelo hacer, con la ilusión de que algo a lo que llamo Yo, encuentre un lugar confortable, un momento de sosiego? No hay respuestas cuando mis manos untadas de aceite, mis manos que repiten oraciones, intentan darle algún sentido a esta noche, a este encuentro con la voz cansada, con los ojos brillosos de alguien que no tiene opción, más que ser plenamente consciente de su cuerpo y de las cosas que hace su cuerpo para mantenerse con vida. ¿Qué hace mi cuerpo para mantenerse con vida? ¿Por qué yo no soy plenamente consciente de ello la mayor parte del tiempo?

Viene a agitarme el recuerdo de unas manos bellas alrededor de mi cintura. La lengua de un hombre hermoso buscando la mía. Nosotros dos diciéndonos al oído las cosas que queremos hacernos, pero no nos hacemos... hacernos conscientes de nuestros cuerpos y de lo que hacen nuestros cuerpos mientras nos mantienen con vida. ¿Por qué se me escapa, constantemente, esa consciencia? ¿Por qué se me resbala cada vez que intento sostenerla entre las manos para mirarla con los ojos bien abiertos? Quiero quedarme callada. Quiero que me dejen en paz. Estoy enojada con los cuerpos y con lo que hacen los cuerpos mientras se mantienen con vida, mientras nos alejan de nuestra propia consciencia con su cansancio, con sus dolores, con sus excesos, con su entumecimiento, con su decadencia. 

Ojalá pudiera mañana despertarme sin cuerpo y ya no sentir que existo a kilómetros de toda la ilusión a la que llamo Yo. Ojalá mañana, al fin, me dejaran en paz y pudiera despertar habitando la pura consciencia que observa mi propia estupidez; estupidez del cuerpo que me ilusiona con alguna felicidad.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario