Una sonrisa ligera para cerrar el día. Mi mano que se deshace en la tuya, mi vida, tan llena de atajos para conducirme a esta noche, derretida de amor por tu perro, por las cosas que tu acento del sur del mundo dice en mi oído. Sonrío. Sonrío y el mundo se ajusta. La ligereza de no saber en dónde voy a pasar la noche; la ligereza de verme andar así, colmada de mi propia vida. Sonrío y todo se pone en su lugar.
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