miércoles, 25 de mayo de 2022

Conquista (194/365)

Parece que la posición natural de mi cuerpo es estar reclinado sobre tu cuerpo.

Parece que la humedad que me mantiene viva proviene de tu lengua resbalando por mi cuello.

Parece que los juegos del placer se me confunden con los de amarte y me tortura sabernos tan absolutamente libres y tan dueños de nuestras heridas.

Te quedas dormido sosteniendo mi cintura y me esfuerzo todo lo que puedo por quedarme mirándote dormir, pero me duermo.

Detesto abrir los ojos presintiendo que te vas, pero no te vas.

Detesto entonces pensar que te quedas, porque no te quedas nunca.

Y esa es nuestra conquista.

Esa es mi libertad. Que me torture al mismo tiempo el placer y el amor que me mantienen a tu orilla. Que me parta en dos las ganas de que te quedes para siempre y de que siempre te vayas; las ganas de verte regresar hambriento de mi cuerpo y secretamente ansioso por mis dedos infantiles rozando tu frente. 

Voy de tu cuerpo a otro, de mi placer a otro, de un amor a todos los amores. Apuesto todo esperando poseerlo todo, pero me pierdo, incluso a mi misma, sin haber conquistado nada. Nada aparte de esta libertad amarga y transparente.

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