viernes, 1 de abril de 2022

catorce años (140/365)

María Juliana mide sólo seis centímetros menos que yo. Esta tarde, apenas terminamos de almorzar, subió hasta mi estudio para mostrarme la ropa que va a estrenar mañana en su cumpleaños número catorce. Me medí su chaqueta y sus tenis blancos nuevos; me quedan. Me queda su ropa... increíble. 

Todos los años hablamos de la misma historia; de como estuve en el hospital bordando para ella cojincitos con ovejas rosadas y su nombre; de como yo estaba sola con mi hermana el día del parto y no sabía ni qué hacer; ella se muere de risa cuando dramatizo cómo corría yo por el pasillo de la clínica, debatiéndome entre ir a comprar unos pañales o esperar a que llegaran mis papás. Todos los años revivo el temor y la emoción, la ansiedad y la ternura de ese momento tan crudo y tan lleno de poder. María Juliana nació prematura, como una ranita pequeñita y ahora me queda su ropa.

Para mañana, seré yo quien cocine un menú en su honor. Me desarmó cuando le pregunté qué había elegido. "Pasta morada", me dijo. Se refiere a una pasta con pesto de remolacha que les di a probar hace poco. Una receta de mi propio recetario. Una receta vegetariana. Me desarmó que eligiera algo tan poco convencional para una niña de su edad, un sabor tan particular. Fue un pequeño triunfo para mi corazón, una pequeña recompensa a mis intentos de hacerme una vida feliz con mis propias manos.

No ha sido fácil hacer mi camino en esta familia y cuando veo a María Juliana y la escucho elegir mi receta para celebrar su cumpleaños, pienso en que cada desafío conquistado ha valido la pena. Me pidió como regalo dos libros sobre mujeres valientes y maravillosas y eligió mi receta para su cumpleaños. ¿Acaso estoy soñando? Esa ranita pequeña que fue hace catorce años ya me presta su ropa y los veintitrés años que le llevo solo me acercan más y más a la niña que ella inventa cada día con sus lecturas y sus esfuerzos y su dulce corazón terco. Me desborda el amor cuando pienso en todo esto; cuando veo germinar en su boca anhelos que yo también anhelo y solo deseo que sea feliz. 

Mañana cocinaré con emoción y con orgullo por las cicatrices que me han hecho lo que soy, por el fuego que pueda compartir con ella y por el amor con el que pueda abrazar a las niñas de mi vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario