viernes, 15 de abril de 2022

Hoy y mañana (154/365)

Está bien darle tiempo a esta sensación de no poder. Está bien meterse debajo de la cobija, absolutamente incapaz de mirar a la grosera vida a los ojos. Por hoy, me rindo. Por ahora, me doy por vencida. Con dignidad acepto que he perdido; es más, entrego lo poco que me queda. Prefiero quedarme sin nada que me puedan quitar. 

Ya perdí la cuenta de las veces que estuve de este lado, solo que ahora me avergüenza menos. Las rodillas raspadas y la ropa rota, no son sino señales que anticipan días tranquilos, soledades plenas y luminosas, una alegría fresca que reverdece en mis jardines. Casi me alegran las heridas, casi me alivia quedarme con menos.

Me empino para ver a través de la ventana y hay una inmensa luna brillando en el cielo. Sobre mis hombros tengo una mantita caliente que perteneció a mi abuela, ya fallecida. He cenado con mi madre y he dejado a mi perra arrunchadita con sus juguetes. Casi me alegra ya este día desperdiciado, esta convalecencia emocional, este corazón desvencijado por la añoranza. 

Mañana. La boca se me llena de agua.

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