lunes, 11 de abril de 2022

¿Qué va a suceder ahora? (150/365)

Permanecer con el corazón roto, con el estómago revuelto, es la senda del despertar. Algo parecido a eso dice uno de mis pasajes preferidos de un libro de Pema Chödrön. Cuando hablo de eso me parece que tiene todo mucho sentido. Puedo pensar en situaciones pasadas y puedo verlo con claridad. En días como hoy, en los que el caos me da un golpe seco en el estómago, me cuesta ponerme en pie, me cuesta recuperar el aliento.  Pero me extiendo los brazos a mí misma y me recibo en el momento de la caída; me sostengo, me soplo a mí misma en la cara para ayudarme a despabilar. Agarro mi cara entre mis manos y me digo con firmeza: esta es la senda del guerrero. 

Me tomo estos asaltos crudos de la vida con humor. Alguien que no me ama, alguien que me ignora, mucho ruido en casa, un dedo tronchado, acné hormonal, planes rotos, enfermedad, un aguacero inesperado; las pequeñas tragedias de la vida que se convierten en cataclismos para la que me habita y tiene un atlas a todo color del mundo y sus alrededores, todo marcadito con nombre y página. 

Uno se muere un poquito todos los días. Uno va cediendo terreno en cada exhalación. No hay que desperdiciar los innumerables ensayos para el gran momento final; para eso es que estamos aquí ¿no? Para aprender a desempeñar con gracia la despedida.   

Permanezco con el estómago revuelto esta noche mientras como de más, mientras duermo de menos y mirando el cursor intermitente me pregunto ¿Qué va a suceder ahora? Pienso en los seres que amo; pienso en su soledad, pienso en las cosas que temen, las que añoran, las que ambicionan, pienso en lo que harán cuando nadie los está mirando. ¿Qué va a suceder ahora? 

Me anima pensar que he practicado decir adiós y que el adiós definitivo ha de salirme un poco mejor después de este día. No puedo mover mi dedo, el dolor me mata, me cuesta caminar. ¿Qué va a suceder ahora?

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