viernes, 29 de octubre de 2021

Día 29/30: futuro libro

Cada vez que voy a visitar a mi propia sombra me parece que voy más abajo, más profundo y es más intenso. No me gusta lo que encuentro pero no puedo más que aceptar que también eso es parte de mí, eso es tan yo misma como mi lado más luminoso y tranquilo. A veces, esa visita se ve como noches sucesivas sin dormir; o como estar intentando vomitar a la mitad de la noche; o como comerme incontables galletitas con café; o como tener sexo con desconocidos; o como saltar a un vacío y empujar a alguien más sin haberle pedido permiso; o quizás, como violar pactos sagrados y romper un corazón por egoísmo. Todas esas cosas las hace la misma sustancia que llamo Yo. Y cuando me doy cuenta de que ya estoy ahí, porque nunca voy por voluntad propia, intento observar quién soy en esos momentos y quedarme sentada al lado de esa persona que no se gusta mucho a sí misma. Intento aprender a permanecer en las sensaciones incómodas de perder, de fracasar, de ser dejada de lado, de traicionarme. Nunca me va a gustar, pero puedo aprender a sostener esa energía por una par de minutos. Eso no quiere decir que no me duela, que no llore desesperadamente, que no me sienta miserable mirándome al espejo. Pero puedo estar ahí, para mí misma, con bondad y así, quizás, algún día aprenda a estar para alguien más. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario