miércoles, 13 de octubre de 2021

Día 14/30: de atrás para adelante

 Tengo una pulserita de cristales que me hace sentir protegida.

Fue un regalo de Mariana, una amiga mexicana que me recibió en su casa en Tehuacán un poco de improviso y con una generosidad sin igual. Ese día antes de recorrer el Museo de la evolución, cuyo recorrido termina en la tienda de cristales, comí el mejor helado que haya probado hasta hoy. Helado de piñones rosados. 

Según ella, era algo que no podía dejar de probar en esa, mi segunda visita a su ciudad, eso fue lo que dijo apenas fue a buscarme al teminal de autobuses el día anterior. Y tenía razón. Esa pulserita, el helado de color rosa pálido y la misma Mariana son poco comunes y extraordinarias. Tehuacán es una de esas ciudades de recuerdos que están trazadas en mi corazón.

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