jueves, 28 de octubre de 2021

Día 28/30: cápsula del tiempo

 Quizás la mejor manera de entender este tiempo, en donde estas palabras están ancladas, sea precisamente la imposibilidad de entenderlo. A lo mejor, todas las cápsulas del tiempo hablarán de las mismas cosas pero con nombres diferentes, porque la gente es gente y la vida es vida y el corazón es el corazón. Pero cambian las formas en que nombramos y así, cambia la forma en que percibimos el mundo. 

Pero voy a hablar de mi mundo, que seguramente es casi idéntico a millares de mundos que ya existieron y millares que están por existir. 

Yo, como la mayoría de personas que conozco, vivo mi vida como una carrera, a veces contra mí misma y muchas otras contra el resto del mundo. Y voy a decir que ese mundo es ambicioso y lleno de espejismos y por eso, nunca, ni yo ni nadie, gana la carrera. Crecemos y algunos estudiamos para insertarnos en un sistema que no funciona y que a fuerza de promesas nos mantiene ilusionados con un sentido trascendente ligado a las cosas que hacemos, las cosas que consumimos (personas incluidas) y las relaciones que establecemos. Pero no hacemos más que perder.

Nunca nos acostumbramos a perder y entonces, ahí sí, lo perdemos todo. Todo lo que es esencial, auténtico, transparente. Este tiempo, por lo que vemos, es el tiempo en que hemos perdido nuestros lazos esenciales... con la naturaleza, con los otros seres, inclusive con nosotros mismos.

Es un tiempo difícil, sí, un tiempo de mucha sombra. Pero la presencia de la sombra es también un indicador de la presencia de la luz, y hay mucha luz. 

Hay seres rebeldes que desbaratan despacito y en silencio ese sistema. Hay quienes, con actos pequeñitos, transforman los mundos desde adentro con cosas tan simples como sonreír y ser amables; considerar el corazón de otro ser; levantarse por su propia verdad; amar valientemente las debilidades propias y de alguien más, por ejemplo. Son cosas que no pueden contarse, que no pueden ni siquiera verse pero que hacen toda la diferencia en esta carrera que corremos en los mundos de ahora. 

Y gracias a esas rebeldías existe la música y existe la poesía y existen las notas de voz emocionadas. Gracias a esa resistencia, existen los grupos familiares de WhatsApp y miles de cafés donde la gente se encuentra y se sonríe mirándose a los ojos y existimos los que nos inventamos, aun a riesgo de salir heridos, formas más libres de amar. Existen los wanderlust, los emprendedores, los meditadores, los veganos... un montón de gente que se mira al espejo y apuesta, aun torpemente, por algo a lo que llamamos felicidad. 

No es más que una carrera en la que todos, antes, ahora y después, vamos a perder, pero algunos intentamos ser más amables en el trayecto. Y ojalá sea eso lo que perdure.

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