A veces, por el contrario quiero poder librarme de mi propio nombre y quedarme en silencio por días y días, sin tener contacto con nadie, sin responder mensajes, sin dar noticias sobre mi vida. Romper los adornos que me han puesto encima y que me pesan tanto tanto. Burlarme de mis poses cursis y de las llamadas que hago con voz sentimental.
Floto en esta sensación de no saber y de necesitar tiempo para entender. Me digo a mí misma que hay que tener paciencia, como si algún día, de súbito, fuera a descubrir un secreto, una receta mágica que me va a sacar de la incertidumbre. Pero no. Me río de este momento y de las contradicciones en las que malgasto el tiempo. Reconozco lo maravilloso y lo aterrador de ser esta persona que ama y que se incendia en el deseo por la vida y el amor y la conexión entre cuerpos bellos.
Todo esto sólo porque quiero robarme un beso y derretirme en el calor de cuerpos extraños. ¡Es la Vida! Es la vida...
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