sábado, 3 de septiembre de 2022

Lo que hacen las palabras (294/365)

"Las palabras hacen cosas", escucho repetir a mi profesora. 

Las palabras inventan el mundo y son nuestra sustancia. Las palabras, por ejemplo, se hacen nombre para sostener los contenidos de nuestra vida. Marco un puñado de objetos con mi nombre; elijo personas y dejo grabadas mis iniciales en su piel; escribo algunas líneas y las llevo por el mundo con cuidada entonación. Me he inventado a mí misma y a ese nudo le llamo M.A. 

Antes de que me dieran mi nombre, ese par de palabras no eran más que una potencia. 

Luego fui llenando de sentido ese M.A.

Mi nombre ha sido transformado por el calor de la lengua de otros seres que lo han cortado, lo han estirado, lo han deformado y lo han borrado del mundo por completo. Pero sigo siendo ese M.A aunque ahora no tenga nada que ver con el primero. Es como si las dos palabras que conforman mi nombre fueran la trama y la urdimbre de un tapiz infinitamente complejo y sí, aburridísimo, repitiendo un patrón con apenas ligeras variaciones. 

Sin embargo, metros y metros después el patrón inicial es imposible de distinguir, se ha convertido en uno completamente diferente, aunque en esencia no es otra cosa que la misma trama y urdimbre. 

Las palabras hacen cosas. A mí, por lo menos, me han salvado de todos los infiernos en los que me he metido. Las palabras han sido el salvavidas para mantenerme a flote y para mantener a otros a salvo. Las palabras me han dado el mundo y me han enseñado a levantarme libre con mi propia voz para crear mi propio mundo. 

Las palabras que digo, las que escribo, las que leo son todo lo que necesito para dimensionar la profundidad de esta experiencia humana. Las palabras que se vuelven más densas y más tangibles que las emociones que dibujan, que las ideas que encarnan, que las pasiones que incendian; esas palabras que voy dejando colgadas del M.A de cada día y que, sonido a sonido, tipo a tipo, lo van modelando para hacer de mí lo que soy. 

M.A obra cosas en el mundo y lo hace a través de las palabras que son la sustancia y el sustento. M.A es la palabra original, el puro espacio y el silencio en el que nada se queda fijo y en donde todo es transparente.

Digo y me digo. Escribo y lo invento todo. Luego tomo distancia para entenderlo. Me aferro a las palabras que hacen cosas y hacen que M.A no termine de irse por entre mis dedos.  

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