sábado, 11 de diciembre de 2021

Copito (29/365)

Ya perdí la cuenta de cuantos apodos nos hemos puesto mi hermana y yo. Cada uno de ellos, más inexplicable que el anterior, no es sino un síntoma de la profundidad y la fuerza de un vínculo que nos parece sobrenatural. 

Por ahora, Copito es una de las variantes de nuestros nombres que más me gusta. Porque los apodos que elegimos son de las dos. Copito y Copito somos.

Pues bien, cuando las personas hablan de encontrar a su media naranja y el amor de su vida y esas cosas, yo sé en mi corazón, que a mí, por fortuna, no me toca esa tarea de buscar hasta encontrar, porque a mí eso que todo el mundo busca, me lo regalaron mis papás cuando yo tenía dos años.

Copito es todo eso y más. Es la voz de mi conciencia, mi espejo, mi casa. Es mi pareja de baile, mi pañuelito de llorar, mi fiesta, mi confesión. No hay nada en ella que me sea extraño, porque cada vez que algún registro de su Ser resulta novedoso, viene a fluir a este río que contemplamos entre las dos. Este río de la vida que es cada una y que se hace uno en el cauce que compartimos, que es, justamente, a donde vamos a bañarnos cada día y ahí somos felices chapaleando, buscando piedritas redondas y blancas. A veces resbalamos y nos rompemos la cabeza creando con nuestra sangre caliente una espumita rosada en el cauce de nuestras aguas; pero nos cosemos y nos curamos y después nos reímos al sol mientras nos quitamos los piojos y los bichos que, a ratos, nos invaden estos cuerpos sedientos de abrazos, de calor de amor. 

La extraño furiosamente. Sus muecas, su insistencia en que le rasque la cabeza, sus papitas con polenta, sus pañuelos llenos de mocos en cada rincón de la casa. Todo, todo lo que hace y lo que dice y la forma en que respira mientras duerme. No hay lugar más feliz en el mundo para mí que su risa y sus ojos que atraviesan todo lo que yo soy y que me invento para sostenerme. 

Envejecer con ella entre mis libros y sus lanas; entre el té, la cerveza y el vino; eso es lo único que puedo concebir como una ilusión para mi vida. 

Todas las formas de amor son lo mismo, pero hay uno que nos revela el sentido de las cosas y los mecanismos secretos que nos mantienen con vida. Para mí es el amor de Copito el que hace el milagro y me deja ver lo que soy y para dónde voy. 


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