martes, 30 de noviembre de 2021

Tengo tres tatuajes (18/365)

Mi primer tatuaje me lo hice solo por hacérmelo. Como una de esas cosas que, en mi vida, había dicho: alguna vez...

Así que empecé una temporada de hacer todas esas cosas que antes había dicho: alguna vez... Y me tatué flores en la muñeca derecha. Mi primer tatuaje. Tenía unos 33 años. Me gusta la forma en la que una de esas flores está por abrirse rozando la vena que baila al ritmo de mi corazón. Me recuerda que así soy yo también, apenas un brote, naciendo a cada instante.

El segundo, es un verso: protégete con palabras y árboles. Es del poema Consejos para la mujer fuerte, de Gioconda Belli. Si hubiera podido, me habría tatuado el poema entero.

[...]
Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta
a nadar contra corriente.

Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo
rodéalo de fosos profundos
pero hazle anchas puertas y ventanas

Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.

El tercero, es un esqueletico rodeado de flores. Es algo así como yo misma floreciendo en esta existencia humana tan efímera y tan delicada. Me recuerda que soy, yo también, apenas un brote, naciendo a cada instante.

El cuarto, van a ser flores también. Las flores en las que se transforma todo con la luz de la consciencia. La historia dice que cuando el Buda estaba sentado bajo el árbol Bodhi fue tentado y atacado por Mara y sus ejércitos. Todas sus flechas se trasformaron en una lluvia de flores y el príncipe Siddharta floreció como Buda. 

Es un capricho hacerme tatuajes. Es, quizás, una forma muy primitiva de resistirme y de separarme de las que fui antes e intentar hacerme un cuerpo que sea mucho más que mi propio cuerpo. Por ahora, sigo contemplándome en el espejo desnuda y viéndome como soy: apenas un brote, muriendo a cada instante.

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