sábado, 12 de octubre de 2019

Queridas A y R: pienso en ustedes con amor

Queridas A y R:

El tiempo aquí se percibe de una forma diferente.

Después de un par de meses parece que dentro de mí se hubiera condensado la experiencia de los últimos quince años de vida.  Me parece poder percibir en esta piel todos los fracasos, el peso de muchos días, los restos de todos los amantes, las lágrimas de amores imposibles y los pedazos de corazón roto que se incrustaron debajo de la piel. Pero se ha condensado también la alegría que me hace arrugas en los ojos, que me trae despeinada por estos días, que me hormiguea en el pecho cuando leo algún poema o cuando me siento al sol para ver el mar.

Y pienso en ustedes, en nosotras. Pienso en los lazos que no se explican en esta sola vida, pienso en brujas, en mujeres sabias que conocen los secretos para curar a otros desde adentro, con la magia que solo existe en nuestros vientres de luna. 

Y al contemplar este corazón remendado pienso en nuestras historias y en las ganas que tenemos de amar y de sentirnos libres; en la urgencia de encontrar un momento de equilibrio entre todas esas que somos y que queremos ser, en ese caminar cuidadoso entre los límites de lo que amamos y lo que queremos destruir.  Entonces las abrazo con el sentimiento de encontrarme en medio de un bosque, encendiendo las hogueras y cantando las canciones. En medio de algo místico, antiguo, algo parecido a una respuesta, al menos a un sueño o una visión.

He pensado estos días en que hay algo sin nombre que nos ronda, un afecto que asusta de tan radical y poderoso en nuestra vida. Pienso en una revolución, en romper nuestra cáscara, en saltar, en subirse a un avión, en quedarse quieta, en confiar. 

A veces las imagino dando a luz a sus hijos, grandiosas, existiendo en un cuerpo doloroso e invencible de sangre y sabiduría.  Pienso en cachorros siendo lamidos por sus madres.  No sus hijos, sino ustedes, naciendo de esa experiencia corporal de ser una-dos-una, o al menos así me lo imagino.  Y me pregunto qué se siente estar a punto de parir. Qué partes de estos cuerpos duelen, qué partes de estos cuerpos estallan de placer, qué se teme, qué se odia, qué tan cerca se siente la muerte.  Y la vida?

Todo eso lo pienso cuando me viene a la mente la idea de una primera madurez.  De haber dejado atrás algo de este ciclo de vida, de haber finalizado ritos de iniciación y haber recibido entonces una marca.  Así se siente el tiempo aquí. Una incerteza, una pregunta, una ligereza en el cuerpo que asusta. Y vuelvo a pensar en ustedes, en nosotras, en piel, manchas, estrías, bultos, pies cansados, la gravedad en nuestra carne y pienso en el placer, en lo que cada una ve cuando se mira en el espejo, en lo que se dice, de lo que reniega.  Imagino lo que ustedes piensan cuando en un instante se sienten felices y cierran los ojos para no dejarlo escapar, en cómo les late el pecho cuando se emocionan, cuando se sienten amadas, cuando se saben invencibles.

Abrigo aquí adentro esa sensación. 
Una mujer madura, y pienso en ustedes con amor. 

1 comentario:

  1. Hola. Muero de amor con cada palabra tuya, en donde la unidad de nuestras almas se vuelven una contemplando desde lejos nuestra esencia y grandeza. Dicen los grandes maestros que las coincidencias no existen y que en el camino nos encontramos con quienes traen para nosotros un montón de amor que nos acerca a nuestro propósito y nos eleva un poco más. Gracias por ser una de ellas, por dejarme gozar de tus colores y matices, por ser tan honesta, autentica y sincera, por ser y dejarme ser. Estamos unidas infinitamente por hilos de amor que se entrelazan para construirnos con cada experiencia, triste, alegres, fuertes, sorprendentes. Estamos en el camino de reconstruirnos desde el amo, reconociendo lo que somos y recibiendo con gratitud y amor cada instante que vivimos. Te adoro con todo mi ser, el ser de una diosa guerrera.

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