viernes, 11 de mayo de 2018

Sol que nace

El gozo del mundo existe
en el calor de tu piel junto a la mía,
ojos cansados con el sol saliéndonos adentro.

Hay una ventana grande
dos gatos y un perro que dejan soniditos en la escalera.
Las puertas se abren y se cierran dejando pasar
disimulado
el aroma del café de la mañana.

Se agotaron las palabras y una sombra de tristeza lo va cubriendo todo.

Trato de recoger entre mis manos y mi falda
toda la claridad que puedo.
No quiero que nada se escape
no quiero una sola gota derramada.

Me sonrojo al pronunciar las palabras más tontas,
las más obvias
las más triviales.

Es un intento desesperado por asir
millones de años de constelaciones y galaxias
que nos han traído hasta esta mañana,
desesperado amor por las cosas invisibles,
las efímeras tonterías que hacen valer la vida.

Todo es siempre un final,
cada momento termina con algo,
cositas que van muriendo segundo a segundo.

Esa risa tuya que me asesina,
que me deja sangrante el corazón,
que abre violentamente un espacio entre mis costillas
por donde
de nuevo, ese sol que me derrite adentro
puede salir y brillar.




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