viernes, 27 de septiembre de 2019

Dos meses no son nada

La percepción del tiempo es increíblemente relativa. 

Dos meses de vivir en un nuevo lugar se siente tan inmenso, tan sobrecogedor, tan intenso.  Si pienso que ese es el tiempo transcurrido desde que, muerta de miedo, tomé un avión hacia este país, me cuesta creer que puedan caber tantas personas, tantos lugares y tantas emociones en ese número limitado de días.  

No sé cada cuanto cambia de piel una serpiente, pero creo que yo he cambiado de piel unas tres veces desde que estoy aquí.
Mi piel ya se deshizo por el llanto, se resecó con este calor intenso y se quebró de tanta falta que me hace el amor que yo conozco.

Pero dos meses son en realidad tan poco... son apenas el tiempo que lleva la germinación de una semilla y el brote de los primeras hojas.  Entonces así está mi corazón, apenas despertando a este sol.  Mis piernas van haciéndose cada día más fuertes, mi pecho mas amplio y mi mente más atenta.  

Que no son nada, dos meses. Pero son también la vida entera.

Sobreviví a mi misma y a todo lo que desconozco de mi propia humanidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario